




ELABORACIÓN:
Cogemos las patatas, mejor si es patata de freir, y las pelamos y cortamos a nuestro gusto. Una vez cortadas las lavamos bien para eliminar todo el almidón, así evitaremos que se peguen entre ellas y que queden blandas. Lavamos hasta que el agua salga clara y las ponemos escurridas en un bol. Echamos sobre las patatas una cucharada (de las de comer sopa) de aceite y sal al gusto. Removemos bien con las manos hasta que las patatas estén bien impregnadas con el aceite.
A continuación ponemos en el horno, podemos ponerlo en la bandeja directamente o en una rustidera. Las patatas no tengais miedo a que queden poco echas del lado que estén sobre la bandeja, todo lo contario, es del lado del que quedarán más doradas, porque el metal de la bandeja hace que se frían también por ese lado.
Ponemos 180ºC y unos 20 minutos. Incluso con 15 minutos ya comienzan a estar, ya depende de del grosor y del tipo de patata. A mí no me hizo falta removerlas ni darles la vuelta, pero si queréis lo podéis hacer, lo que pasa es que cuando todavía no están fritas del todo se quedan pegadas a la bandeja y si les intentamos dar las vuelta las podemos partir un poco, bueno, no pasa nada, quedan bien igual. Cuando la patata ya está bien frita se suelta de la bandeja sin pegarse y sin problema.
Os pongo la foto durante la fritura y otra ya de las patatas fritas en el plato. Como nota personal os recomiendo de verdad que lo probéis. Además si queréis ahorrar electricidad podéis aprobechar y hacer al mismo tiempo cualquier carne, verdura o pescado, yo aprobeché para hacer una bandeja de pollo.

La sal la podemos echar antes de freirlas, al mismo tiempo que el aceite, o también podemos esperar a freirlas y ponérselo después. Eso va en el gusto de cada cual

