1. Coge una taza, llénala con agua (no hasta arriba, sino un poquito más de la mitad) y ponla a calentar dependiendo de la potencia de tu microondas unos 2 minutos
2. Saca la taza y, si el agua está ya bastante calentita, mete aquellos gloss en los que ya te quede poco líquido
3. Déjalos metidos 5 minutos en la taza y luego sácalos
4. El agua caliente habrá derretido el gloss de las paredes y lo habrá bajado hasta el fondo, con lo que tienes casi la mitad todavía por usar!

Como podéis comprobar en la foto, queda todavía bastante gloss para usarse y no tendrás la necesidad de comprar otro, ahorrándote unos euros! Además el gloss no pierde su calidad original. Espero que os sirva este truco!