OT. Perdón por el farde, pero creo que he salvado una vida
Publicado: Jue 25 Mar 2010 23:40
No hago más que darle vueltas y empiezo a pensar que sí es cierto, que si no la he salvado, he evitado lesiones muy graves al menos a una de mis alumnas sino han sido más. Os lo cuento aquí, en realidad no sé por qué, me da vergüenza decirlo en mi entorno, aunque alguno ya lo anda diciendo. Pero sobre todo quiero decirlo par dar la de cal con la arena de los abusos en colegios.
Soy profe de Infantil en un colegio muy grande. Esta semana los cabezas pensantes de mi colegio han ordenado la instalación de aire acondicionado en las clases, trabajan en el tejado mientras hay clase y luego instalan dentro cuando nos vamos. El lunes llegamos con la colocación de unos mamotretos inmensos en el techo. No sé si los conocéis, los están poniendo en muchas tiendas, un cuadrado como de un metro de lado, enormes, clavaditos en un techo del que no nos fiamos un pelo.
Ayer justo cuando empezamos a preparar la salida, estaban sentados en la alfombra escuchando un cuento. Me levanté para ayudar a mi compañera con uno de los que se van en ruta que estaba rebelde (tienen 3 años) según estoy con él la oigo gritar ¡¡¡Esther que se cae!!!. No recuerdo exactamente lo que pasó, sólo que aquella cosa enorme se venía abajo y que mis niños estaban debajo. Os juro que no pensé, que no fui consciente de lo que hice ni de haber recibido ningún golpe ni dolor, sólo recuerdo estar en el suelo sentada, cubriendo con mis piernas a una niña preciosa que me miraba aterrorizada, sujetando con mis brazos al engendro. Ví a un niño cubrirse la cara con las manos, gritos de los niños y a mi compañera histérica. Empezamos a gritar como no he hecho en mi vida. No sentía nada, solo veía los rizos rubios a mis pies y sus ojos azules llorando y mirándome. Cuando empezó a venir gente empecé a pedir que se llevaran a Gonzalo que revisaran a los demás, alguien consiguió quitarme de encima la máquina y yo entonces sentí dolor el el cuello y me lo agarré con las manos. Mi compañera me las quitó para vérmelo y yo empecé a temblar sin control. Dicen que casi me desmayé. Cuando vía a la enfermera y que ya había más gente sólo sabía decir ¡¡Estoy bien, estoy bien, sólo tiemblo!! Alguien me sacó de allí no sé cómo y terminé enroscada en un sillón de la sala de profesores llorando histérica. Gonzalo sólo tiene unos rasguños y el resto bien. Yo me voy descubriendo moratones según pasa el tiempo. Perdonad el farde y el rollo, pero necesito verlo escrito para creerlo.
Soy profe de Infantil en un colegio muy grande. Esta semana los cabezas pensantes de mi colegio han ordenado la instalación de aire acondicionado en las clases, trabajan en el tejado mientras hay clase y luego instalan dentro cuando nos vamos. El lunes llegamos con la colocación de unos mamotretos inmensos en el techo. No sé si los conocéis, los están poniendo en muchas tiendas, un cuadrado como de un metro de lado, enormes, clavaditos en un techo del que no nos fiamos un pelo.
Ayer justo cuando empezamos a preparar la salida, estaban sentados en la alfombra escuchando un cuento. Me levanté para ayudar a mi compañera con uno de los que se van en ruta que estaba rebelde (tienen 3 años) según estoy con él la oigo gritar ¡¡¡Esther que se cae!!!. No recuerdo exactamente lo que pasó, sólo que aquella cosa enorme se venía abajo y que mis niños estaban debajo. Os juro que no pensé, que no fui consciente de lo que hice ni de haber recibido ningún golpe ni dolor, sólo recuerdo estar en el suelo sentada, cubriendo con mis piernas a una niña preciosa que me miraba aterrorizada, sujetando con mis brazos al engendro. Ví a un niño cubrirse la cara con las manos, gritos de los niños y a mi compañera histérica. Empezamos a gritar como no he hecho en mi vida. No sentía nada, solo veía los rizos rubios a mis pies y sus ojos azules llorando y mirándome. Cuando empezó a venir gente empecé a pedir que se llevaran a Gonzalo que revisaran a los demás, alguien consiguió quitarme de encima la máquina y yo entonces sentí dolor el el cuello y me lo agarré con las manos. Mi compañera me las quitó para vérmelo y yo empecé a temblar sin control. Dicen que casi me desmayé. Cuando vía a la enfermera y que ya había más gente sólo sabía decir ¡¡Estoy bien, estoy bien, sólo tiemblo!! Alguien me sacó de allí no sé cómo y terminé enroscada en un sillón de la sala de profesores llorando histérica. Gonzalo sólo tiene unos rasguños y el resto bien. Yo me voy descubriendo moratones según pasa el tiempo. Perdonad el farde y el rollo, pero necesito verlo escrito para creerlo.
Ahora, cuídate. 
