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por Adazul » Mar 19 Ene 2010 23:38
Dependiendo de la calidad y la proporción de los alimentos de nuestra dieta habrá o no necesidad de "extras" o suplementos alimentarios. Pero en la gran mayoría de los individuos de nuestra sociedad moderna, la mala calidad de la alimentación está a la orden del día y las necesidades de suplementos nutricionales han ido en aumento:
Dietas incorrectas:
Hipocalóricas, refinadas, caprichosas, comidas preparadas o comida rápida, desequilibradas, etc.
Otras causas:
El empobrecimiento del suelo, los pesticidas y metales pesados, los sistemas de conservación y almacenamiento de los alimentos en los mayoristas, la manipulación y refinado de las materias integrales, los conservantes y aditivos, la forma de cocinado y almacén casero, etc.
Por otro lado, el consumo crónico de malos alimentos acentúa y es causa de muchas enfermedades que, a su vez, aumentan las necesidades de nutrientes. Esto también sucede con aquellos individuos que padecen cualquier patología, crónica o
degenerativa.
Debido a todo esto, las necesidades serán variables en función de:
· Tipo de dieta (refinada, biológica…) y calidad de los alimentos ingeridos
· Eficacia de la digestión, absorción y utilización de los nutrientes
· Individualidad bioquímica personal (constitución y genética, edad (niño, adulto, anciano…), sexo y estado fisiológico (gestación, lactancia, crecimiento, pubertad, menopausia, etc.).
· Circunstancias individuales: actividad física, estado psíquico o emocional, contaminación ambiental, (polución, líneas eléctricas…), toxemia corporal (aditivos, conservantes, drogas, café, tabaco, alcohol, fármacos, perfumes sintéticos…), etc.
Notas:
1. El gasto del suelo que provoca la agricultura en la actualidad se hace notar en los nutrientes y en los minerales de que se componen los productos hortícolas. Según datos extraídos de una publicación auspiciada por el gobierno norteamericano, en los años sesenta se calcula en un 68% el empobrecimiento de los minerales que se encuentran en frutas y legumbres.
2. Los sistemas de conservación y almacenamiento agravan la situación. Las vitaminas E, C y B1, ven menguado su potencial al estar expuestas a temperaturas muy bajas. Los cereales, que son más apreciados tras haber pasado por el proceso del refinamiento, han perdido las vitaminas que poseían y han dejado de ser una de nuestras fuentes principales de obtención de dichas vitaminas.
3. Las legumbres cocidas, que previamente han sido peladas y lavadas, dejan en el fregadero o en la olla las vitaminas solubles B y C, así como la mayor parte de los minerales. La cocción al va-por (no la olla a presión) y los guisos estofados, son los sistemas que conservan mejor los nutrientes. Algunos autores consideran que la vitamina B6 podría verse alterada tras la elaboración de los alimentos en el horno y el microondas.
4. Si en nuestra alimentación hay un predominio de los cereales refinados, veremos aumentadas nuestras necesidades de vitaminas del grupo B y de cromo, éste para mantener el equilibrio glucidolipídico y evitar trastornos como la hiperglicemia, la disglicemia y la espasmofilia.
5. Las dietas alimenticias para adelgazar son hipocalóricas, hipolipídicas o hipoglucídicas, con el fin de facilitar la pérdida de la celulitis, el ácido úrico o el colesterol, pero agravan aún más los aspectos carenciales. Antiguamente, el excesivo consumo de calorías se equilibraba mediante la supercombustión (tareas que implicaban movimiento o ejercicio importante), cosa que no conducía a un riesgo carencial, aunque podía acarrear ataques de gota o de apoplejía.
6. Las dietas hipocalóricas o de adelgazamiento conducen a estados carenciales de vitaminas A, C y E y minerales como el magnesio, el potasio, el calcio, el zinc y el hierro. Los vegetarianos estrictos padecen carencias de hierro, vitamina B12 y folatos. El consumo excesivo de fitatos (en los cereales integrales y vegetales) provoca carencias de minerales, sobre todo de zinc, calcio y magnesio.
7. La falta de luz natural en las grandes ciudades, así como la utilización de luz artificial agrava la necesidad de vitamina D, precisa para la prevención del raquitismo, la osteoporosis y el crecimiento. La atmósfera contaminada que propicia la oscuridad, impide que se realice la síntesis de la vitamina D en la piel.
8. La calidad del medio ambiente actual, del aire, del agua y de los alimentos no es la idónea. A esto hay que añadir que la alimentación moderna utiliza para su conservación alrededor de 250 pesticidas y herbicidas, de los cuales unos 60 están reconocidos como cancerígenos, noticias que nos impiden ser optimistas.
9. También podemos preguntarnos, ¿qué queda de la vitamina C que se obtiene de los agrios, de los kiwis y de otras frutas y legumbres después de ser almacenadas, troceadas, oxidadas, enfriadas, conservadas o recalentadas?
10. Los alquitranes del tabaco son absorbidos con el humo, ya sea activa o pasivamente, y esto ataca a órganos digestivos y respiratorios. La persona que fuma un cigarrillo necesita 30 mg de vitamina C para poder compensar sus efectos, de ahí que el fumador habitual vea aumentada su necesidad de vitamina C, difícil de obtener con la alimentación actual.
11. El alcohol, tóxico especialmente para el hígado, reduce la capacidad de absorción y la biodisponibilidad de los micronutrientes. Los alcohólicos crónicos, presentan carencias de tiamina (B1), niacina (B3), piridoxina (B6), ácido fólico (B9), vitamina B12, calcio, magnesio y zinc.
12. El alcohol agrava la oxidación radical, al igual que los nocivos efectos del tabaco. El alcohol tomado en exceso es tóxico para las mucosas digestivas. Sin embargo, un vino de calidad tomado con moderación, aporta polifenoles, taninos, vitaminas y minerales.
13. El té y el café bebidos muy calientes y el abuso de especies como condimento provocan inflamaciones en los órganos digestivos y mala absorción de los nutrientes. Los taninos del té y el café dificultan la absorción de minerales imprescindibles como el calcio, el magnesio, el zinc o el hierro.
14. Los antibióticos, antiinflamatorios, laxantes y otros medicamentos provocan alteraciones en la flora intestinal, que se ve incapacitada para producir la síntesis fisiológica de las vitaminas del grupo B. Además, cuando se toman antibióticos es preciso administrar magnesio ya que muchos antibióticos producen un efecto quelante del magnesio, alterando su absorción. Para compensar los radicales libres que provocan estos medicamentos, será necesario tomar antioxidantes (betacaroteno, vitamina C y E y selenio).
15. Con el estrés aumentan las necesidades de vitaminas B6, B5 y C, así como los
aminoácidos ácido glutámico, L-glutamina y arginina.
16. También la ingestión de anticonceptivos orales aumenta las necesidades de vitamina B6, C, riboflavina, folatos y zinc.
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Adazul el Mar 19 Ene 2010 23:45, editado 1 vez en total.