Yo creo que el problema que se da en la mayoría de estos casos es el diferente significado que tiene la palabra "necesidad" según quien la utilice.
Los que somos jóvenes (o relativamente jóvenes), decimos que nunca dejaremos de atender a nuestros padres en sus necesidades. Y sus necesidades para nosotros son: que tengan qué comer cuando ya no puedan cocinar, que tengan la compra en casa cuando ya no puedan acarrearla por ellos mismos, que su casa esté limpia aun cuando ya no puedan coger una escoba, que puedan ir al médico aunque tengan problemas de movilidad, que tengan compañía cuando no se puedan valer, una llamada de vez en cuando, alguna visita...
Pero para nuestros mayores, para la mayoría de ellos, necesidad es todo lo anterior más: compañía (y no cualquiera, sino la que ellos prefieran), llamadas (y no cuando nosotros tenemos un rato, sino con mucha frecuencia), visitas (y no un par de veces a la semana y cortas, sino con mucha asiduidad) contacto inmediato con sus hijos en cuanto sientan que algo no funciona, participación en las cosas de nuestra vida, que eso les hace sentir que son parte de la familia, y les hace sentir menos solos y vacíos, ya que su vida, por si sola, no les parece nada interesante.
Y no sólo es la diferencia de ritmos de vida, también es la diferente concepción de la familia. Y seguro que alguien me va a contestar diciendo que sus padres tienen amigos, y salen por su cuenta, pero para la mayoría de ellos, la familia lo ocupa todo. Y más cuando empiezan a sentirse mal o tienen alguna discapacidad.
Yo tengo 34 años, y mis padres son jóvenes, apenas superan los 60, pero me doy cuenta de que ellos nunca se cansan de estar conmigo. Siempre hemos sido una familia superindependiente, para algunos eramos hasta fríos, no nos metemos para nada en la vida de los demás (tal vez yo sí lo hago con ellos, con cosas legales sobre todo), pero de pronto, tengo la impresión de que todo lo que hago les parece interesante, todo quieren que se lo cuente, sé que les gustaría acompañarme a todos los lados...
Y a mí me gusta verlos, llamarlos, ir a sitios con ellos, pero me canso. No podría visitarlos a diario, aunque dispusiera de tiempo, porque llega un punto en que las conversaciones se repiten, con puntos y comas. Necesito dejar un intervalo de tiempo suficiente para tener cosas que contarles, y que me hablen de cosas nuevas.
No sé si me he explicado