He recopilado esta información que cito textualmente del autor. Al final cita una "tintura", que es "made in spain" y bien antigua.
Del Dr. P?o Font Quer ? Plantas Medicinales ? El Diosc?rides renovado
http://www.muscaria.com/dioscori.htm
El Dr. Font (L?rida, 1888 - Barcelona, 1964) fuí doctor en farmacia y licenciado en ciencias químicas con premio extraordinario. Fu? profesor de botónica ...
Os pongo casi todo, pues además habla de preparaciones c**o el
alliolli
AJO (Allium sativum L.)
Virtudes. En el decurso de los siglos, las virtudes atribuidas al ajo son poco menos que innumerables. En Medicina popular ha gozado siempre de gran reputaci?n; pero sobre todo durante el Medievo. Entonces se creía un excelente remedio contra diversas epidemias, es decir, contra la ?peste?, en túrminos generalizados. En nuestros tiempos se ha comprobado que los ajos tienen en efecto cierto poder bactericida, mediante el cual son capaces de eliminar determinadas especies patégenas de la flora intestinal, sin dañar otras innocuas. Estas virtudes desinfectantes de los ajos quedaron ya bien reconocidas emp?ricamente en el siglo XV con aquella sentencia que dice: El ajo es la triaca del villano. Y no sólo puede entorpecer la vida de diversos microbios y aun matar algunas especies de ellos, sino tambiénlos gusanos intestinales, principalmente aquellos tan diminutos, blanquecinos, aguzados en ambos extremos, los llamados oxuros, que producen el prurito anal de los infantes.
El uso tan generalizado de los ajos c**o condimento, sobre todo en los países mediterr?neos -la cocina española, decía un famoso humorista, está hecha a base de ajo y preocupaciones religiosas-, se funda en sus propiedades excitantes y carminativas.
Meyer (1935) ha preconizado el empleo del ajo contra las intoxicaciones nicotúnicas, c**o un remedio espec?fico para combatir el llamado complejo sintomótico del tabaquismo; y sobre todo en cuanto afecta a la acci?n nociva del tabaco sobre los vasos sanguíneos, las alteraciones cardíacas y las perturbaciones digestivas.
M?s recientemente se han descubierto sus facultades hipotensoras. El descenso de la presi?n sangu?nea en los hipertensos y arterioscler?ticos se logra sin complicaciones secundarias y con carácter no tan ef?mero c**o el de otros hipotensores.
El inconveniente más importante de este f?rmaco, tomóndolo crudo, es la facilidad con que se difunde por todo el cuerpo y lo desagradable de su persistencia: Quien come ajos, r?banos y morcilla, en la boca los tiene todo el día. Y no sólo huelen repugnantemente los gases intestinales de los comedores de ajo, sino la orina, el sudor y el aliento, que son los veh?culos naturales de su eliminación.
Para enmascarar el olor a ajos de quienes los han comido se recomienda que después tomen manzanas y masquen perejil; pero no parecen precauciones muy eficaces.
Cocidos, los ajos pierden su acritud y su olor; pero tambiénsus facultades, porque el disulfuro de alilo es arrastrado por el vapor de agua de la olla. También lo declara el refr?n: Ajo hervido, ajo perdido.
El hecho bien manifiesto de la eliminación por vaa pulmonar de los componentes sulfurados del ajo da la razón a cuantos los preconizaron contra diversas enfermedades infecciosas de los ?rganos respiratorios.
Las relaciones químicas fáciles de establecer entre las esencias sulfuradas de los ajos y de las diversas especies de las cruc?feras, c**o las mostazas, quedan afianzadas por sus virtudes. Los ajos, majados y aplicados sobre la piel, la ruborizan y producen en ella cierto grado de inflamaci?n que recuerda a la de los sinapismos.
Uso. En Medicina casera, la mejor manera de administrar el ajo es en forma de ajiaceite, el c?lebre allioli catal?n, que es una emulsi?n de aceite de oliva en el zumo de ajos machacados. Cuando está bien logrado, constituye una masa pastosa homogénea, de color alimonado y con intenso olor de ajos, dulcificado por el aceite. Su aspecto es el mismo de la salsa mayonesa, pero menos amarillo. Con el ajiaceite se untan las viandas, sobre todo si requieren cierto sainete para hacerlas más apetitosas, c**o el bacalao crudo y desalado, y otros pescados asados o fritos, el conejo asado, etc.
El llamado ajoblanco es menos fuerte que el ajiaceite, porque trae por añadidura miga de pan, vinagre y agua, leche de almendras; forma pues, a modo de unas sopas blancas con fuerte olor a ajo, pero agrias.
Sin probar bocado, hay quien toma el ajiaceite en ayunas, desle?da en agua o en vino un cucharada sopera de él. Otros lo toman de la misma manera, pero antes de acostarse, para pasarse a solas las molestias de su olor. En todos estos casos el ajo se propina para ?rebajar la sangre?, esto es, para disminuir la presi?n sangu?nea y para mantener en buen estado el sistema circulatorio.
Si en las formas indicadas, al natural repugna tomar ajos, cuando se trata de aminorar la presi?n sangu?nea, se hace uso de la
tintura,
que se prepara con 200 gr. de dientes de ajo, cortados en pedacitos, y un litro de esp?ritu de vino. Se dejan en maceración, en una botella bien tapada, durante diez días, removi?ndola suavemente todos los días, pasados los cuales se cuela el líquido a través de un lienzo, se exprime bien el residuo y luego se filtra Resulta un líquido de color ambarino y con intenso olor a ajos, que hay que conservar bien tapado y en sitio fresco. Los que usan esta tintura de ajos para disminuir la presi?n de la sangre, suelen tomar de 20 a 30 gotas con un poco de agua o de vino, antes de las comidas principales.
Para combatir los gusanos intestinales, tambiénse dan los ajos en lavativas, mezclando en agua tibia e inmediatamente antes de darlas, una cucharada de ajiaceite bien trabado, para que resulte un líquido lechoso. El prurito anal, causado por aquellos gusanitos llamados oxiuros, se calma de la misma manera; aunque es más popular introducir en el recto, c**o si fuera un supositorio, un diente de ajo, pequeñito y untado con aceite si el paciente es tierna criaturita. Son así mismo muy populares, de una simplicidad b?blica, las rebanadas de pan doradas sobre ascuas, bien untadas de aceite de oliva y frotadas con un diente de ajo, hasta consumir, por lo menos, la mitad de él. Las comen sobre todo, los niños, para librarse de las incomodidades de aquellos gusanillos.
Cómo revulsivo, se emplea el llamado linimento de ajos, y en portugués mostrada do diabo, que traen las antiguas farmacopeas hispanas. La matritense, de 1823, dispone que se machaquen en un almirez partes iguales de ajos y manteca de cerdo. A los ajos bien machacados se les va incorporando la manteca hasta que se logra formar una masa homogénea. Para combatir la tos convulsiva de los niños, llamada tambiéntos ferina, se extiende sobre un lienzo una porci?n de esta manteca de ajos y se aplica sobre las plantas de los pies tres o cuatro veces al día. Conviene preparar la nueva manteca todos los días, porque pronto pierde su eficacia. Dicha farmacopea añade que ?es sumamente ?til en la coqueluche y en casi todas las toses rebeldesí.
Y por no extenderme mucho más, en otro libro que tengo de Albert Ronald (viene a decir las mismas cosas, con un lenguaje más moderno), pero en fin, cito también:
Antis?ptico, antibi?tico, facilita la digesti?n, es vasodilatador. Estimulante, antirreum?tico y depurativo. Hipertensi?n. Des?rdenes intestinales y pulmonares. Bronquitis, hemorroides, varices, colitis, artritis, asma.
?til en casos de mordedura de serpientes. Clarifica la voz, mata liendres y piojos.
En infusi?n (un diente de ajo en una taza de leche caliente), combate el insomnio.
El especialista en enfermedades cardiovasculares (Dr. Ivanov), concluy? que el ajo, la cebolla y otros vegetales con contenidos en azufre y ricos en yodo c**o la nuez y el alga marina disminuyen el nivel de colesterol en la sangre.
El ajo estimula el sistema inmunológico, actua c**o expectorante.
Bueno y más y más, citan unos papiros médicos egipcios tambiény China y otras cosas, ya no me extiendo más.
Espero no haberos aburrido.
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