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No tengo palabras para agradeceros a todos/as vuestros ?nimos y veustra compañía, que he sentido tan cercana, aunque estemos lejos f?sicamente.
He llorado mucho leyendo vuestros mensajes, vuestras experiencias, algunas tan tristes y más que la mía. Ha sido, es, un llanto liberador, que me apacigua el alma.
Este suceso terrible me ha servido para darme cuenta de muchas cosas...
todos mis tíos y primos paternos viven en Oviedo y, aunque estamos a escasa media hora de distancia, apenas nos vemos. Yo siempre me he sentido un poco "apartada" porque todos ellos se llevan de maravilla, se ven mucho y se criaron en el mismo barrio. Muchas veces pensaba que la familia no significa nada, que es un accidente haber nacido en esta o en la otra. Nos veíamos en bodas y eventos por el estilo, algún funeral tb, nos salud?bamos con cariño y ya...
Anteayer al llegar al tanatorio y ver a mis tíos destrozados, a mi padre llorar al ver a su hermano así. Cuando mi tía se abraz? a mí fuerte, yo creo que por primera vez en nuestras vidas, sentú que la sangre tira y vaya si tira. Me sentú parte de esa familia c**o nunca antes. Cada primo, cada prima, cada tío, cada persona de mi misma sangre y sus esposas o esposos, eran algo mío.
Llor? c**o nunca al ver a la viuda de mi primo con un hijo a cada lado, uno aún pequeño. Al verla así, c**o ausente, con los ojos tan hinchados que apenas se le veían... no pude por menos que pensar en mis propios hijos...
Llor? al encontrarme al salir ayer de la iglesia, a una prima por parte de mi madre, que había ido a darnos el p?same aunque ella no tenía parentesco con los difuntos. Me dí cuenta de c**o desperdicio mi tiempo, de c**o siempre dejo para más adelante el llamar o el reunirme con mi familia y de c**o ese "más adelante" quizás no llegue.
Me he hecho el prop?sito de llamar más, de tratar de verlos a todos más, de disfrutar mucho más a las personas que forman mi familia.
Gracias de nuevo por vuestras palabras y por contarme vuestras historias. Dicen que Dios aprieta pero no ahoga, pero a veces...

Desde luego, yo creo que a veces sí ahoga pero la naturaleza humana es increíble, de una experiencia terrible somos capaces de volver a levantarnos y de aprender a vivir la vida de otra manera, de desechar las cosas superficiales y de disfrutar las importantes.

Yo veo cada día a mi hermano reflejado en los ojos de mi hijo, que son una rareza en la familia: azules, los únicos azules los de mi hermano y mi hijo, ?casualidad? tal vez, o tal vez no.
Y bendigo cada minuto que pasó conél, e intento disfrutar de los que paso con mis amigos, mi marido, mis padres, mi hijo, la gente que quiero, y con la demás (el jefe, el profe, el cateto que me pita porque le he adelantado, etc.) no me permito el lujo de sufrir ni un solo segundo.

Un beso fuerte!