Contra el maltrato. Merece la pena leerlo
Publicado: 24 Abr 2008 21:23
Este es un relato que un joven estudiante de un instituto de Badajoz que ha ganado un concurso. Es un poco largo pero merece la pena leer hasta el final.
Para ti, cabr?n: Porque lo eres, porque la has
> humillado, porque la has menospreciado, porque la
> has golpeado, abofeteado, escupido, insultado...
> porque la has maltratado. ¿Por qué la maltrat así
> Dices que es su culpa, ¿verdad? Que es ella la que
> te saca de tus casillas, siempre contradiciendo y
> exigiendo dinero para cosas innecesarias o que
> detestas: detergente, bayetas, verduras... Es
> entonces, en medio de una discusión cuando tú, con
> tu ?m?todo de disciplina? intentas educarla, para
> que aprenda. Encima lloriquea, si además vive de
> tu sueldo y tiene tanta suerte contigo, un hombre
> de ideas claras, respetable. ?De qué se queja?
>
> Te lo diré: Se queja porque no vive, porque vive,
> pero muerta. Haces que se sienta fea, bruta,
> inferior, torpe... La acobardas, la empujas, le
> das patad así, patadas que yo tambiénsufría.
>
>
>
>
>
> Hasta aquel último día. Eran las once de la mañana y mam?
> estaba sentada en el sofá, la mirada dispersa, la cara
> p?lida, con ojeras. No había dormido en toda la noche,
> c**o otras muchas, por miedo a que llegaras, por púnico a
> que aparecieses y te apeteciera follarla (hacer el amor
> dirías) o darle una paliza con la que sol?as esconder la
> impotencia de tu borrachera. Ella seguía guapa a pesar de
> todo y yo me había quedado tranquilo y confortable con
> mis piernecitas dobladas. Ya había hecho la casa, fregado
> el suelo y planchado tu ropa. De repente, suena la
> cerradura, su mirada se dirige hacia la puerta y apareces
> tú: la camisa por fuera, sin corbata y ebrio. c**o tantas
> veces. Mam? temblaba. Yo también. Ocurr?a casi cada día,
> pero no nos acostumbr?bamos. En ocasiones ella se había
> preguntado: ?y si hoy se le va la mano y me mata? La
> pobre creía que tenía que aguantar, en el fondo pensaba
> en parte era culpa suya, que tú eras bueno, le dabas un
> hogar y una vida y en cambio ella no conseguía hacer
> siempre bien lo que tú querías. Yo intentaba que ella
> viera cómo eres en realidad. Se lo explicaba porque
> quería huir de all?, irnos los dos?Mas,
> desafortunadamente, no conseguí hacerme entender.
>
> Te acercaste y sudabas, todavía tenías ganas de fiesta.
> Mam? dijo que no era el momento ni la situaci?n, suplic?
> que te acostases, estaráas cansado. Pero tu realidad era
> otra. Crees que siempre puedes hacer lo que quieres. La
> forzaste, le agarraste las muñecas, la empujaste y la
> empotraste contra la pared. c**o siempre, al final ella
> terminaba cediendo. Yo, a mi manera gritaba, decía: mam?
> no, no lo permitas. De repente me oy?. ¿Esta vez sí que
> no!?dijo para adentro-, sujetú tus manos, te propin? un
> buen codazo y logró escapar. Recuerdo cómo cambió tu
> cara en ese momento. Sorprendido, confuso, claro, porque
> ella jamás se había negado a nada.
>
> Me puse contento antes de tiempo.
>
> Porque tú no lo ibas a consentir. Era necesario el
> castigo para educarla. Cuando una mujer hace algo mal hay
> que enseñarla. Y lo que funciona mejor es la fuerza:
> pu?etazo por la boca y patada por la barriga una y otra
> vez?
>
> Y sucedi?.
>
> Mam? empez? a sangrar. Con cada golpe, yo tropezaba
> contra sus paredes. Agarraba su ?tero con mis manitas tan
> pequeñas todavía porque quería vivir. Sal?a la sangre y
> yo me debilitaba. Me dol?a todo y me dol?a tambiénel
> cuerpo de mam?. Creo que sufr? alguna rotura mientras
> ella caña desmayada en un charco de sangre.
>
> Por ti nunca llegu? a nacer. Nunca pude pronunciar la
> palabra mam?. Maltrataste a mi madre y me asesinaste a
> mí.
>
> Y ahora me dirijo a tú. Esta carta es para tú, cabr?n:
> por ella, por la que debi? ser mi madre y nunca tuvo un
> hijo. También por mí que sólo fui un feto a quien negaste
> el derecho a la vida.
>
> Pero en el fondo, ?sabes?, algo me alegra. Mam? se fue.
> Muy triste, pero serenamente, sin violencia, te denunci?
> y dejé que la justicia decidiera tu destino. Y otra cosa:
> nunca tuve que llevar tu nombre ni llamarte papá. Ni
> saber que otros hijos felices de padres humanos señalaban
> al mío porque en el barrio todos sabían que tú eres un
> maltratador. Y c**o todos ellos, un hombre díbil. Una
> alima?a. Un cabr?n.
Para ti, cabr?n: Porque lo eres, porque la has
> humillado, porque la has menospreciado, porque la
> has golpeado, abofeteado, escupido, insultado...
> porque la has maltratado. ¿Por qué la maltrat así
> Dices que es su culpa, ¿verdad? Que es ella la que
> te saca de tus casillas, siempre contradiciendo y
> exigiendo dinero para cosas innecesarias o que
> detestas: detergente, bayetas, verduras... Es
> entonces, en medio de una discusión cuando tú, con
> tu ?m?todo de disciplina? intentas educarla, para
> que aprenda. Encima lloriquea, si además vive de
> tu sueldo y tiene tanta suerte contigo, un hombre
> de ideas claras, respetable. ?De qué se queja?
>
> Te lo diré: Se queja porque no vive, porque vive,
> pero muerta. Haces que se sienta fea, bruta,
> inferior, torpe... La acobardas, la empujas, le
> das patad así, patadas que yo tambiénsufría.
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> Hasta aquel último día. Eran las once de la mañana y mam?
> estaba sentada en el sofá, la mirada dispersa, la cara
> p?lida, con ojeras. No había dormido en toda la noche,
> c**o otras muchas, por miedo a que llegaras, por púnico a
> que aparecieses y te apeteciera follarla (hacer el amor
> dirías) o darle una paliza con la que sol?as esconder la
> impotencia de tu borrachera. Ella seguía guapa a pesar de
> todo y yo me había quedado tranquilo y confortable con
> mis piernecitas dobladas. Ya había hecho la casa, fregado
> el suelo y planchado tu ropa. De repente, suena la
> cerradura, su mirada se dirige hacia la puerta y apareces
> tú: la camisa por fuera, sin corbata y ebrio. c**o tantas
> veces. Mam? temblaba. Yo también. Ocurr?a casi cada día,
> pero no nos acostumbr?bamos. En ocasiones ella se había
> preguntado: ?y si hoy se le va la mano y me mata? La
> pobre creía que tenía que aguantar, en el fondo pensaba
> en parte era culpa suya, que tú eras bueno, le dabas un
> hogar y una vida y en cambio ella no conseguía hacer
> siempre bien lo que tú querías. Yo intentaba que ella
> viera cómo eres en realidad. Se lo explicaba porque
> quería huir de all?, irnos los dos?Mas,
> desafortunadamente, no conseguí hacerme entender.
>
> Te acercaste y sudabas, todavía tenías ganas de fiesta.
> Mam? dijo que no era el momento ni la situaci?n, suplic?
> que te acostases, estaráas cansado. Pero tu realidad era
> otra. Crees que siempre puedes hacer lo que quieres. La
> forzaste, le agarraste las muñecas, la empujaste y la
> empotraste contra la pared. c**o siempre, al final ella
> terminaba cediendo. Yo, a mi manera gritaba, decía: mam?
> no, no lo permitas. De repente me oy?. ¿Esta vez sí que
> no!?dijo para adentro-, sujetú tus manos, te propin? un
> buen codazo y logró escapar. Recuerdo cómo cambió tu
> cara en ese momento. Sorprendido, confuso, claro, porque
> ella jamás se había negado a nada.
>
> Me puse contento antes de tiempo.
>
> Porque tú no lo ibas a consentir. Era necesario el
> castigo para educarla. Cuando una mujer hace algo mal hay
> que enseñarla. Y lo que funciona mejor es la fuerza:
> pu?etazo por la boca y patada por la barriga una y otra
> vez?
>
> Y sucedi?.
>
> Mam? empez? a sangrar. Con cada golpe, yo tropezaba
> contra sus paredes. Agarraba su ?tero con mis manitas tan
> pequeñas todavía porque quería vivir. Sal?a la sangre y
> yo me debilitaba. Me dol?a todo y me dol?a tambiénel
> cuerpo de mam?. Creo que sufr? alguna rotura mientras
> ella caña desmayada en un charco de sangre.
>
> Por ti nunca llegu? a nacer. Nunca pude pronunciar la
> palabra mam?. Maltrataste a mi madre y me asesinaste a
> mí.
>
> Y ahora me dirijo a tú. Esta carta es para tú, cabr?n:
> por ella, por la que debi? ser mi madre y nunca tuvo un
> hijo. También por mí que sólo fui un feto a quien negaste
> el derecho a la vida.
>
> Pero en el fondo, ?sabes?, algo me alegra. Mam? se fue.
> Muy triste, pero serenamente, sin violencia, te denunci?
> y dejé que la justicia decidiera tu destino. Y otra cosa:
> nunca tuve que llevar tu nombre ni llamarte papá. Ni
> saber que otros hijos felices de padres humanos señalaban
> al mío porque en el barrio todos sabían que tú eres un
> maltratador. Y c**o todos ellos, un hombre díbil. Una
> alima?a. Un cabr?n.