OT A VER SI NOS REIMOS UN POCO
Publicado: 17 Jun 2008 12:18
SOS... TENGO QUE HACER LA COMPRA
Vuelve a llover, un hilillo de agua corre por mi cara sacándome de mi estado catatúnico. Vista perdida, mi mano sujetando el surtidor de gasolina, voy a pagar y mientras la señorita me realiza sin ninguna prisa la factura, contemplo fuera el cartel de la cafeter?a. Aparco el coche y me dirijo hacia all?, he decidido regalarme unos preciados minutos de felicidad en este día gris c**o mi ?nimo.
Estoy cómodamente sentada leyendo distra?damente el cartún del menú salpicado de grasa, ofrece los más deliciosos manjares con tonalidades verdes debido a una mala fotograf?a y que despiertan en mi otras sensaciones algo diferentes al deseo y el hambre. En contraste aparece ante mi un camarero perfectamente uniformado portando mi deseada taza de tú acompañado de unas pastas. Remuevo el azúcar y su agradable aroma me reconforta.
Tengo la compra en el maletero, cada vez odio más comprar, yo creo que antes era todo más sencillo, una barra de pan era una barra de pan, la leche, leche y el yogurt, pues yogurt. Recuerdo que mi madre me mandaba a la tienda de la esquina y en un momento salía con mis recados hechos tan contenta saboreando por el camino aquel novedoso Donuts.
Ahora no, ahora se sufre comprando, casa secci?n supone una tremenda incertidumbre y un nuevo reto: DECIDIRSE. El ?Hiper? se llena de pobres mortales delante de la secci?n de l?cteos intentando decantarse rápido entre un yogurt con efecto bifidus, enriquecido en calcio ? uno tambiéncon bifidus y otras lindezas que parecen trabalenguas y además tiene no sé qué letra del alfabeto griego, le?e, si los hay hasta de hortalizas y aloe vera.
Pasada la dura prueba de los l?cteos, dudo un momento, respir? hondo y empujo decidida mi carro con mirada fija en mi objetivo hasta llegar aél, el mígico mundo de las compresas, ya sab?is, para esos días en el que las mujeres nos sentimos tan bien, tan frescas y limpias c**o nos cuentan por televisi?n... Empiezo a manipular paquetes y a comparar precios y cantidades, de 14, no, de 24, con flujo normal, abundante, noche, alas, sin alas, extralargas, extrafinas... Aturdida cierro los ojos y dejo la elección al azar.
Por fin llego triunfante a la caja y veo pasar orgullosa mi botón por la cinta, mi leche semidesnatada con efecto no sé qué, mi champ? de frutas del bosque... Cielos, las compresas, c**o han acabado en mi carro esas compresitas rid?culas para tanga si yo no uso tanga, resultado: Compra en el maletero con sprint final para conseguir unas compresas para bragas de toda la vida, prueba superada.
Vuelve a llover, un hilillo de agua corre por mi cara sacándome de mi estado catatúnico. Vista perdida, mi mano sujetando el surtidor de gasolina, voy a pagar y mientras la señorita me realiza sin ninguna prisa la factura, contemplo fuera el cartel de la cafeter?a. Aparco el coche y me dirijo hacia all?, he decidido regalarme unos preciados minutos de felicidad en este día gris c**o mi ?nimo.
Estoy cómodamente sentada leyendo distra?damente el cartún del menú salpicado de grasa, ofrece los más deliciosos manjares con tonalidades verdes debido a una mala fotograf?a y que despiertan en mi otras sensaciones algo diferentes al deseo y el hambre. En contraste aparece ante mi un camarero perfectamente uniformado portando mi deseada taza de tú acompañado de unas pastas. Remuevo el azúcar y su agradable aroma me reconforta.
Tengo la compra en el maletero, cada vez odio más comprar, yo creo que antes era todo más sencillo, una barra de pan era una barra de pan, la leche, leche y el yogurt, pues yogurt. Recuerdo que mi madre me mandaba a la tienda de la esquina y en un momento salía con mis recados hechos tan contenta saboreando por el camino aquel novedoso Donuts.
Ahora no, ahora se sufre comprando, casa secci?n supone una tremenda incertidumbre y un nuevo reto: DECIDIRSE. El ?Hiper? se llena de pobres mortales delante de la secci?n de l?cteos intentando decantarse rápido entre un yogurt con efecto bifidus, enriquecido en calcio ? uno tambiéncon bifidus y otras lindezas que parecen trabalenguas y además tiene no sé qué letra del alfabeto griego, le?e, si los hay hasta de hortalizas y aloe vera.
Pasada la dura prueba de los l?cteos, dudo un momento, respir? hondo y empujo decidida mi carro con mirada fija en mi objetivo hasta llegar aél, el mígico mundo de las compresas, ya sab?is, para esos días en el que las mujeres nos sentimos tan bien, tan frescas y limpias c**o nos cuentan por televisi?n... Empiezo a manipular paquetes y a comparar precios y cantidades, de 14, no, de 24, con flujo normal, abundante, noche, alas, sin alas, extralargas, extrafinas... Aturdida cierro los ojos y dejo la elección al azar.
Por fin llego triunfante a la caja y veo pasar orgullosa mi botón por la cinta, mi leche semidesnatada con efecto no sé qué, mi champ? de frutas del bosque... Cielos, las compresas, c**o han acabado en mi carro esas compresitas rid?culas para tanga si yo no uso tanga, resultado: Compra en el maletero con sprint final para conseguir unas compresas para bragas de toda la vida, prueba superada.
habria que ir a la compra con armadura
