Hoy os presento una crema fría de remolacha, esa raíz grande, carnosa, de color rojo rubí, que conjunta perfectamente con los ingredientes que la acompañan, especialmente con la manzana. Si no encontráis remolacha en el mercado, podéis sustituirla por una que encontrareis envasada al vacío en los frigoríficos de todos los supermercados.
Ingredientes:
-1 cebolla
-1 zanahoria
-1 manzana
-1 litro de caldo de pollo (suave)
-500gr de remolacha
-1 hoja de laurel
-una pizca de azúcar.
-Sal
-pimienta
-2 cucharadas de mantequilla
-1 limón
-nata líquida
-reducción aceto balsámico
-cebollino (para decorar el plato)
-agua fría
Elaboración:
Pelamos y troceamos la cebolla, la manzana y la zanahoria por separado. En una cazuela ponemos la mantequilla y añadimos la cebolla, la rehoganos hasta que quede transparente y añadimos la manzana y la zanahoria. Pochamos 5 minutos y añadimos la remolacha (troceada), el caldo de pollo, el laurel y le damos el punto de sal. Ponemos a hervir unos 25 minutos.
Sacamos la hoja de laurel y trituramos toda la mezcla, condimentamos con sal y pimienta, una pizca de azúcar y un chorrito de limón. Si la crema queda muy espesa, añadimos un chorrito de agua fría, y trituramos nuevamente.
Ponemos en la nevera hasta que la crema esté fría.
Para decorar el plato hacemos un atillo con el cebollino y depositamos en el borde del plato.
En el fondo del plato dibujamos una línea con la reducción de aceto balsámico, sobre ésta ponemos la crema de remolacha y finalizamos con una gota de nata líquida.