Dado que el kéfir siempre tiene que estar en agua. Si no vamos a tomar agua kefirada durante algún tiempo hay varios métodos de conservación:
Si lo que queremos es guardar el Kéfir sin preparar la bebida, ponemos el Kéfir sólo con agua (sin cloro) si son sólo 2 ó 3 dias.
Nevera: se puede conservar metido en agua sin cloro y con azúcar en el refrigerador durante
unas semanas, incluso un mes, cambiando el agua azucarada cada semana.
Congelado: se limpia bien y se escurre, se introduce en una bolsa de plástico y se congela. Así aguanta
hasta 3 meses, incluso mas tiempo, aunque perderá paulatinamente vigor en periodos muy prolongados. Mientras mas baja sea la temperatura durante el periodo de congelación mejor se conservará. Se pone el congelador al máximo unas horas antes de poner el kéfir y se vuelve a la temperatura habitual unas horas después.
Para descongelarlo, se saca del congelador y se prepara kéfir durante tres días, desechando este primer kéfir
Deshidratado: se pone el kéfir sobre papel de cocina en un sitio aireado, y se mueve cada cierto tiempo hasta que veamos que no está pegajoso. Podemos meterlo en un sobre y mandarlo por correo si se quiere. Pueden durar
hasta 3 meses secos.
Para hidratar los gránulos secos, se dejan en agua tibia sin cloro (20 a 30ºC.) hasta que recuperen su consistencia gelatinosa y color traslucido característicos (de 4 a 6 horas). Lavándolos después cuidadosamente y cultivándolos de nuevo de la forma habitual.
Para reactivarlos en cualquier caso, bien lavados se dejan reposar en agua tibia (20 a 30ºC.) hasta que se hidraten por completo, y se cultivan con menos agua de la habitual. Le costará más tiempo arrancar y puede que las primeras aguas halla que tirarlas, si la fermentación es débil al principio.