Almaderocio escribió:Bueno, bueno, bienvenidos a los nuevos fichajes. Maldito duende, siempre agrada una visión masculina. Y a Muchitas, Lauri, Vole, etc. adelante, veréis que a gustito se queda el cuerpo cuando por lo menos te has desahogado.
Mi pésame reiterado para las demás, que vaya una cruz....
¿Os cuento el final de mi historia con cuñadísima y la tarta tres chocos???
Bueno, pues el jueves volvía a tocar cena en casa de mi Lamasme, que por cierto, últimamente ni la reconozco, anda como de capa caída y ni tiene ganas de meterse conmmigo ni nada. Debe estar cansada con sus nietos, la pequeña está empezando a andar y ella es la que la pone a dar pasitos, eso agota.
A lo que iba. Mi ilegítimo, por fin, sacó las uñas. Cómo ha tenido que verse. Y cómo ha tenido que verme... Resulta que el jueves por la tarde, antes de la cena, fue a ver a su hermana y le dijo lo mal que le pareció lo del cumpleaños, el espectáculo que montó.
Y por la noche, en la cena, vino y a solas, ¡¡¡y se disculpóóóó!!! Alucino, aún alucino. Pero sus razones para destrozar la tarta son: que a ella le mandaron partirla (mi cuñada no fue), que como ella empezó, ella tenía que acabar, que si no qué diría la gente (¿¿¿???), que no tenía ni idea de que me iba a sentar mal, y que yo no le dije nada. A esto ya no me callé, y con una tranquilidad que me sorprendió hasta a mí, le recordé las veces que le pedí que me dejara hacerlo a mí, pero nada. Ella, ante la evidencia, tuvo que reconocerlo. Pero añadió: "A la próxima no me digas nada, me quitas el cuchillo y ya está". Le respondí que no, que yo nunca haría eso, que yo le puedo pedir algo, pero que no voy a obligar a nadie a hacer o a dejar de hacer algo que no quieren, es absurdo. Y añadí que los adultos somos responsables de nuestros propios actos y sus consecuencias. (Y en este caso además de otras muchas cosas es la base de un molde recién estrenado completamente rayada).
Lo mejor de todo es que he logrado algo que no creía que lograría nunca, hablar como personas adultas, con voz baja, y mucha tranquilidad, al menos por mi parte con mi cuñadísima.
Así que al final no sé si se ha disculpado conmigo o ha disculpado su propio comportamiento. Pero bueno, lo importante es que mi ilegítimo le ha puesto las pilas, y promete tener más tacto conmigo. Veremos a ver cuánto dura la luna de miel.
Como véis, de momento, espero tener poco que contaros de mi familia política.
