Mi problema no va tanto por ahí, pero es algo que también hay que asimilar poco a poco.MaryApple escribió:Thera, yo prefiero quedar de mala que de tonta.No dejes que dominen tu vida.
Estas señoras están amargadas y pagan sus problemas con las mujeres que les quitan a quien les hacía sentir "útiles" ,osea sus hijitos y eso les jod.. que no veas.
No soportan que sus niños necesiten más a otra mujer y que no sea ella.
Una secuela más de la educación machista...
Mi suegra (que ya dije en su momento que es una buena mujer) nos hace más daño por su ignorancia que por otra cosa. Hemos llegado a pensar que se hace daño ella misma para que le hagamos caso. A mí me da pena porque me recuerda a un perrillo abandonado, pero es que no se puede ir así por la vida, chantajeando y ganándose a la gente dando pena.
Ella tiene un trasfondo familiar que le ha hecho bastante mella y le ha convertido en lo que hoy es; una persona sin espíritu, conformista, sin personalidad, siempre a la sombra de su marido y, por supuesto, educada de una manera conservadora.
Tiene varios problemas de salud: pesa 100 kg., es diabética (de insulina), tiene una hernia enorme provocada por su sobrepeso y un sin fin de cosas más y todo, todo, todo, se lo ha buscado ella. Su fuerza de voluntad brilla por su ausencia y lo peor de todo es que al hacerse daño ella nos tiene en vilo a los demás, que es lo que a ella parece que le gusta, que estemos a su disposición y que estemos haciéndole caso todo el rato. Cuando le duele algo, hay que llevarla a urgencias (con el consiguiente susto) porque, según ella, está para morirse. Cuando no, se cansa, cuando no, la ansiedad. En fin, un sinvivir constante ¿qué le dolerá hoy?
Lo peor es que vislumbro el final de todo esto y sé a quien le tocará cuidarla. Porque ya le ha dicho el médico que con todo el curriculum que tiene lo mejor que le puede pasar en sus últimos años es que se quede en una silla de ruedas. Y yo, me niego en redondo a pagar los excesos de nadie. Todo porque no le da la gana cuidarse, sabiendo que tiene que hacerlo, porque si no se muere. Yo lo paso muy mal por mi marido, que ve como por más que la familia le diga las cosas ella no hace caso y no se puede conseguir nada. Menos mal que él es razonable y ve las cosas como son.
Y como hay que estar dorándole la píldora pues no quiere estar sola ni un segundo, entonces me engancha y me pone la cabeza de historietas surrealistas, de yo tuve esto, yo tuve aquello, yo fui la primera en esto, mis abuelos fueron los primeros del pueblo que…, ¡Uf! y yo que soy muy diplomática no sé que cara poner y claro, se pone a hacer la comida, con todos los hijos y marido (todos varones) viendo la tele y yo tengo que estar en la cocina con ella, porque “así ha sido toda la vida en su casa”. Para que veáis el colmo del tradicionalismo, cuando mi marido hizo la mili, mis suegros se enfadaron porque yo tenía que ir todas las semanas a verles aunque mi (entonces) novio no estuviera, porque “así había sido siempre”; mis padres, fliparon cuando se lo conté. Por supuesto, no iba. En otra ocasión, hubo una temporada que mi madre me compró un traje de fallera y me apunté a una falla y mis suegros me dijeron que para qué me había apuntado, que qué amistades eran esas, yo tenía que tener mi círculo social donde estuviera el de mi novio y, como mucho, el de la universidad. Y yo (en un alarde de valor) les dije que a la única que tenía que rendir cuentas era a mi madre que era la que me estaba ayudando a hacerme el traje y si ella me dejaba apuntarme a la falla lo haría. Y así lo hice.
Menos mal que han cambiado un poquito de mentalidad, porque… tela.
Bueno, no me enrollo más. Me encantan vuestras historias, aunque algunas lo pasáis un poquito mal por estos rollos. Un besito para que se os haga más llevadero.
