
Feliz día para todas, en especial para la supermami, que va a serlo un poco más y para todas las que estais embarazadas (pues nunca vais a estar más cerca de vuestros peques)

Os copio una leyenda (no sé si lo habeís leído, pero merece la pena)
Cuando Dios creó la madre
Un día Dios decidió crear...la Madre.
Llevaba dándole vueltas al proyecto durante más de una semana, cuando apareció un ángel que le dijo.
— "Anda, Señor, que el modelito te está haciendo perder tiempo ¿eh?"- Dios le contestó:
— Es cierto. Pero, ¿has leído los requisitos de fabricación?-. Debe ser lavable y transparente, pero no de plástico; tener muchas, muchísimas piezas móviles, todas recambiables; un corazón de oro, tierno a la vez; la cabeza en su sitio y unos labios capaces de dar un beso que lo cure todo..... desde una herida de rodilla......hasta un desengaño amoroso.... y, además, seis pares de manos.....
— ¿Seis pares?, se asustó el ángel-.
— Sí, por las tareas que le aguardan. Pero lo difícil no son las manos, dijo Dios, sino los pares de ojos que la madre debe tener-.
— ¿Tantos?, preguntó el ángel.
Dios asintió.
— Un par para ver detrás de la puerta cerrada, cuando pregunta: ¿Qué estáis armando ahí dentro hijos?, aunque ya lo sepa. Otro par detrás de la cabeza para ver lo que no quería ver, pero que una madre no debe ignorar. Y otro par, además, para decir en silencio al hijo que se ha metido en un lío: "Te comprendo, hijo. A pesar de todo te sigo queriendo".
— Señor, dijo el ángel echándole gentilmente un brazo por los hombros, vamos a descansar.... Mañana será otro día......
— No puedo, respondió el Señor- Casi está acabado. He fabricado un modelo que se cura sola, si cae enferma, que sabe preparar una comida para seis con solo medio kilo de carne picada y que es capaz de mantener quieto bajo la ducha a un chaval de cinco años.
El ángel dio una vuelta lenta en torno al modelo de madre, contemplándolo con curiosidad.
— La encuentro demasiado delicada-dijo luego.
— ¡Pero resistente!- replicó el Señor con aplomo-. Tú no tienes ni idea de lo que es capaz de soportar una madre.
Entonces el ángel se acercó al modelo de madre y le pasó un dedo por la mejilla.
— ¡Hay una avería, una fuga!. Pierde algo......
— No hay tal fuga- corrigió el Señor - Se trata de una lágrima.
— Y eso, ¿para qué sirve?
— Sirve para expresar alegría, tristeza, desengaño, dolor, soledad.... e, incluso, orgullo por el hijo que tiene éxito.
— ¡Estás hecho un genio!- exclamó el ángel.
Con una pizca de melancolía y de humor añadió Dios por lo bajo:
—Si te soy sincero, no he sido yo quien ha inventado las lágrimas...... Pero están bien.
Si Dios no ha creado las lágrimas en el rostro de la madre, ¿por qué vamos a ser nosotros quienes se las pongamos?
Erma Bombeck
