Ayer no ví a mis habituales, lo achaqué a que era el primer dia en mucho tiempo que hacia menos frio y estarían por ahí, disfrutando de que no lloviera.
Esta mañana, cuando salí a ponerles el pienso del desayuno (Intruso, y uno nuevo, Botitas, son los más madrugadores) me extrañó lo tranquilo que parecía todo. No sé como decirlo, es como cuando lo ves todo muy nítido, quieto, como si faltaran colores, esa impresión que acompaña a una mala noticia.
Al rato, cuando íbamos a salir, tenía a Pitufo esperando en la puerta, le puse su pienso, y vi a Pirata saltando la valla para venir a desayunar. Un vecino al que no conocía estaba en su casa, me preguntó si los gatos eran míos. Quería advertirme que hay un desalmando malnacido desaprensivo que se está dedicando a envenenarlos. A otros vecinos le han matado su mascota, un chiquitín siamés de pocos meses. Y los callejeros de la urbanización, el que más y el que menos tiene una casa en la que le dan comida y le dejan refugiarse en algún rincón abrigado.
Ojalá les muerdan las culebras que no se comieron los gatos muertos, y les envene el agua o les contagie el tifus las ratas que no cazarán esos mismos animalitos a los que han masacrado. Bajo mi punto de vista, desear la muerte al que mata, y el dolor a los que hacen daño no es venganza, sino justicia. data-ad-format="auto" data-full-width-responsive="true">