Yo tengo dos historias. La primera es la mía, con 95 kilos y 1,60 de altura, un taponcillo. Empecé hace dos meses y medio con la dieta. A fecha de hoy he perdido casi 15 kilos (es que estoy en la playa y la báscula de mis papis calcula " a ojo"

) Pero fijo que 14 he perdido. No hago nada de deporte. Ahora me estoy aficionando a correr, pero despacito porque tengo los músculos super bajos de tono por mi trabajo sedentario y casi todos los días me lesiono algo. Hacía algo con la wii, pero me cansaba y desmotivaba al ver que lo que perdía lo aumentaba luego con creces. Así que, aunque ahora la pérdida de peso sea más lenta, estoy encantadísima con esta forma de comer, que no dieta y mi cuerpo rechaza los alimentos subidos de puntos en cuanto me entran en el estómago (me pasó ayer con una tempura).
En cuanto a mi alimentación anterior a la dieta te diré que ni me gustaban los fritos, ni los dulces, ni las tartas, ni las chuches, soy tremendamente natural en cuanto a la forma de comer, nada de precocinados ni bollería industrial y la mayoría de la alimentación basada en verduras. A pesar de eso y de que apenas comía, pesaba 95 kilos. La gente se asustaba de verme comer por lo poco que comía. Una vez me puso un endocrino una dieta de 900 calorías y no perdí ni un gramo. Lo que más me cuesta de esta dieta, comer. Para alguien que comía tan poquito, comer tanto es un reto.
Hace una semana estuve en un congreso en París. Comí mucho aunque traté de comer dentro de lo razonable porque no puedes elegir ni controlar lo que desearías. No engordé ni un gramo. Bueno, medio kilillo pero por la regla, se me fue en cuanto empecé con ella. Me fui a París pesando 83, volví pesando 83 después de la regla y ahora, una semana después estoy casi en 80.
La otra historia, mi marido. Con 100 kilos (bueno, él dice 99,9 pero creo que es por el pánico de las 3 cifras

) Empezamos a la vez. Ahora pesa 86 y está a punto de entrar en una talla S cuando su ropa era XXL. Tenía mucha ansiedad por la comida y aunque comíamos sano, él comía muchísimo. También era muy de azúcar, dulces y chuches. Ha superado la ansiedad por la comida gracias a la dieta, está feliz y contento, todo el día tocándose el desaparecido michelín

. Se ha animado también a correr y ya no tiene tantas ganas de dulce. Está alucinando por lo que come aunque lo que más le cuesta son las comidas de media mañana y las meriendas, pero por el trabajo. Se zampa unos bocatas de sobrasada que alucinas y me da una envidiaaaaaa
