Tengo montones de fotos de mi Julito, mi marido es aficionado a la fotografía y el gato muy fotogénico, pero se nos ha estropeado el disco duro externo y fuera solo tengo estas tres. Que por cierto no son las mejores.
Bueno, este es Julito II.
Os cuento porqué tengo gato. Hace algo más de 16 años cuando decidimos casarnos, pero no queríamos tener niños de momento, pensamos comprar un animal, un perro, queríamos tener un Samoyedo, pero lo dejamos para cuando volviésemos del viaje de bodas, pues era más o menos junio y no nos casábamos hasta septiembre. En junio es el santo de mi muchacho, se llama Antonio, así que le regalé una pecera con muchos peces que le hacía mucha ilusión y ya la pusimos en la que sería muestra casa. Así que había muchas idas y venidas a la tienda de animales para comprar comida para los peces y un día me dice mi marido que había visto allí unos gatos preciosos y que comprásemos uno, a lo que yo respondí ¡qué asco! los gatos huelen mal y son ariscos, no, no y no... (tuve una mala experiencia con gatos ajenos y mal cuidados), pero él se puso de acuerdo con la chica de la tienda y me llevó con la excusa de la comida de los peces. La chica cogió unos de los gatitos, era un siamés casi blanco y no tenía rabito, sino un pompón en el culete, me lo dejó coger, el gato me dio un lametón y me lo llevé puesto
.
Lo de Julito era porque yo le quería poner Manolo, pero mi marido decía que no, que era nombre de persona y entonces dije pues Julio que es el nombre del mes en que lo compramos, pero como era pequeñito, pues Julito,
Por desgracia a los cuatro años de tenerlo le tuvo una obstrucción de las vías urinarias y cuando nos dimos cuenta ya fue tarde y murió después de una semana horrible. Era un gato muy cariñoso y listísimo y lo pasamos muy mal, pero un amigo que tenía una pareja de siameses y la gata estaba preñada se enteró y me dijo que me daría uno, así que al mes de nacido tuve mi nuevo julito en casa y si el otro era cariñoso, este es una babucha. Como dice Mat, y yo también lo digo a menudo, es un gato-perro. Lo llamo y viene, me sigue a todas partes y cuando estoy en la cocina se lleva todo el rato a mi lado. Cuando no le presto atención, me muerde los tobillos o los pies si es verano para llamar mi atención y que le acaricie.
Antes de tener a mi hija dormía en la cama con nosotros, pero cuando llegó la niña lo primero que hizo en cuanto nos dimos la vuelta fue meterse en el moisés con ella, por lo que tuvimos que cerrar la puerta del dormitorio y le buscamos un sofá para dormir, pero creo que no nos lo ha perdonado, pues cada vez que nos dejamos abierta la habitación de mi hija, que ya tiene 9 años, se orina en la cama, así que hemos tenido que poner pestillos a las puertas porque las abría.
Cuando mi hija era un bebé y la teníamos en brazos, él venía corriendo y trepaba por nosotros hasta colocarse en el otro brazo, así, si cogíamos a la niña también había que cogerlo a él porque se ponía celoso y resultaba muy gracioso aunque también muy pesado ….
Ja, ja, ja
Le encanta dormir encima, aunque ya no puede, porque tiene 11 años, casi 12 y leucemia desde los ocho meses
, por lo que ha tenido infinidad de infecciones de orina, por lo que ahora se resume en cuanto se relaja o se mea directamente encima de nosotros, así que no podemos ponerlo encima, pero intentamos que esté lo mejor cuidado posible, le damos piensos especiales y como ya no se lava solo, pues todos los sábados lo baño y le doy como premio una latita de carne que le gusta mucho (en la que meto una medicina que hay que darle semanalmente). Últimamente lo dejamos encerrado en la cocina, que es muy grande que se comunica con otra habitación, porque como va perdiendo pipí a cada paso, toda la casa olía mal y de esta forma solo ensucia estas habitaciones y el resto de la casa no huele mal, pero vamos allí y nos llevamos acariciándolo a cada rato para que no se sienta mal, además tiene recaídas de las infecciones cada cierto tiempo, y entonces orina sangre, tanto es así que mi marido ha aprendido a ponerle las inyecciones para no tenerlo que llevar a la consulta del veterinario, ya que se pone muy nervioso y resulta imposible ponerle nada allí y nos decían que si no lográbamos ponerle las medicinas habría que sacrificarlo, de esto hace ya cuatro años.
También tenemos un canario y antes teníamos además peces y un loro amazonas, pero murió hace un par de años.
¡Pedazo de tocho os he dejado.!