Yo sí conozco bien los mirabeles; en Orense sí los hay, pero normalmente en almíbar, eso sí, valen carillos, porque son como delicatessen (no sé si se escribe así). Te pongo algo más de información:
Desde hace más de setenta años, los habitantes del valle de O Rosal, donde la provincia de Pontevedra se funde con la desembocadura del río Miño, tiene el privilegio de consumir cada verano una fruta que hasta ahora el resto de gallegos y españoles solo podíamos degustar transformada, en mermeladas o en almíbar: el mirabel.
Una empresa de la zona está ahora decidas a acercar los mirabeles frescos a todo el territorio de Galicia inicialmente, pero en pocos años la fruta podría estar presente en la práctica totalidad de España.
El mirabel es una pequeña fruta, poco mayor que una cereza de buen tamaño, de color amarillo dorado y con multitud de pintas rojas cuando está madura, aunque pueden darse casos de frutas maduras que no presentan dichas pintas.
Su mayor virtud es su intenso aroma y el sabor dulce y peculiar de estas frutas, que recuerda al de las ciruelas, con las que están emparentados. Pero como en el caso de las cerezas, cuando uno comienza a comer mirabeles es muy difícil parar. Como se dice popularmente, es una fruta “viciosa”, un capricho de la naturaleza del que se puede gozar solo unas pocas semanas al año.
Si tienes ocasión, pruébalos; están de muerte.
