Mensaje
por rosadepitimini » Jue 10 Sep 2009 10:32
Ay, os cuento.
De pronto un buen día le vi los ojos muy oscuros (tenía unos ojazos verdes impresionantes). Lo llevé al vete y me confirmó que había perdido la vista debido a un granuloma que es como una especie de tumor "benigno" que le salió en la zona del cerebro que controla la visión.
El hartón de llorar que me di fue de impresión, pero él se adaptó a la "oscuridad" estupendamente. Exploraba toda la casa, se subía al rascador, sus cacotas y pipís los hacía perfectamente...
Al poco, noté que no comía tanto como antes. Lo llevé de nuevo al vete y al pobre le dolía la barriguita. Me mandó inyecciones para ponerle en casa y funcionaron muy bien.
Pero al poco, algo fue mal y no podía abrir la boquita ni para bostezar...imaginad el trabajo que le costaba comer. Seguía teniendo un apetito voraz pero no podía comer. Imaginad la impotencia. Con analgésicos y antiinflamatorios mejoró, pero empezó a adelgazar alarmantemente.
A todo esto, mi gordito seguí de ánimos genial, mimoso, cariñosísimo, llamándonos para estar con él, explorando la casa...
Si embargo, me tuve que ir a un congreso 3 días. Lo dejé con mi marido que lo ha cuidado con una dedicación impresionante, poniendo 3 inyecciones diarias, dándole de comer con jeringuilla, poniéndole pomada en sus heriditas...cuando volví lo vi claro. Había adelgazado tantísimo. Este lunes rechazaba la comida por completo, pero el muy puñetero seguía como si nada, tan simpático como siempre.
Eso ha sido lo peor. Sabía que tenía que dejarle marchar, porque sin probar un sólo bocado era cuestión de días que se me fuese, y lo que no iba a permitir es que se muriese estando yo en el trabajo, solito en su "apartamento" (a su habitación la llamamos su "apartamento" o su suite; tenía de todo lo que un gatito pudiera desear). Pero claro, todo el mundo me decía que el día que él tirase la toalla, yo lo notaría. Se escondería, me rechazaría, estaría ausente...y eso no ha pasado.
Pero ya os imagináis ¿cuánto más hubiera aguantado sin probar la comida? Estaba tan delgadito mi bebé...
En la clínica mientras yo creía que me iba a explotar la cabeza y los ojos de tanto llorar, él me abrazaba fuerte fuerte...se durmió en mis bracitos...lo estoy pasando muy mal. La vida no ha sido justa con este gato. El abandono, las enfermedades, las operaciones...
De todas formas, lo que sí os aseguro es que los meses que ha estado conmigo él ha sido querido hasta decir basta. Ha sido el rey de mi casa. Ha sido un mimadito, siempre en bracitos cunado él lo pedía, con sus latitas a horas intempestivas, sus abracitos de oso...siempre le decía a mi marido "¡este gato me quiere más que los míos!" Y es que era verdad. De todas formas, yo a mi Guille lo considero "mío" también. Nunca jamás lo voy a olvidar. Lo quiero muchísimo.