Bueno, por poner algunos que no están, o al menos no he visto, porque después coincido con muchos otros (especialmente don mario, que tanto me gusta que sólo por leerlo viajé a uruguay, a buscar secretarias y taquígrafos
)
Como la cuestión es poner cinco, y como me falta mucha lista, me limito a poner libros policiacos, por elegir una temática:
1º) Seis problemas para don Isidro Parodi, de borges y bioy casares. (aunque me gustan más otros libros de borges y otros de bioy casares, aprovecho éste y pongo a los dos autores...).
2º) El quinteto de buenos aires, de montalbán. (un genio no suficientemente reconocido, que iba mucho más allá de carvalho, y ya es decir, porque es una de las mejores sagas detectivescas que he leído).
3º) La voz del violín, de Andrea Camillieri (escandalosa la serie de montalbano, y sobre todo la frescura y la ironía con que sigue viendo la vida este octogenario).
4º) El hombre inquieto, de mankell (porque es el último, pero me vale cualquier otro de la saga de wallander, para mi gusto el único autor de novela negra nórdica, que ya parece un género por sí mismo, que ha superado a Söwall y Wahlöö, que son los padres de esta fusión de investigación policial, crítica social de una era decadente, escepticismo, amargura...)
5º) La trilogía de argel, de yasmina khadra (en realidad Mohammed Moulessehoul, que escribe utilizando como pseudónimo el nombre de su mujer. Esta edición incluye Morituri, Doble blanco y El otoño de las quimeras, tres historias que tienen como protagonista al comisario argelino Job, también bastante desencantado con como evoluciona la sociedad argelina tras la "revolución" del FLN. Una narración de altísima calidad de la que se desprende la dualidad entre una argelia que pudo ser y la argelia que construyeron).
Cualquiera de los libros que he puesto es más por recomendar autores que los libros en sí. Cualquier otro de cualquiera de los autores tendría cabida.
Y no cabe en literatura policiaca, pero también es muy recomendable kawabata (El maestro de go, lo bello y lo triste, mil grullas o la casa de las bellas durmientes, éste último al que márquez hace algo más que un homenaje en su Memoria de mis putas tristes).