Aquella noche Laura no podía dormir, estaba demasiado excitada.
Sus padres marcharon a casa de Cosme para ver que tal llevaba el asunto de su marcha, Laura no quiso ir.
-Cosme, ¿que tal va eso? Ya me dijo Laura que marchabas pronto. ¿Estás contento?
- Sí señor Antonio me voy mañana al atardecer y sobre lo que me dice que si estoy contento le diré que al menos le seré útil a alguien.
- Aquí ya no tengo nada que hacer.
- Si pero está tu padre, ¿el no marcha contigo?
- No el vendrá más adelante cuando yo esté asentado allí, que espero que sea pronto.
- ¿Donde está Laura? ¿Porque no ha venido? ¿No se encuentra bien?
- Laura se quedó en su habitación, para ella fue un día muy emotivo y a preferido descansar ya que mañana le espera otro día de emociones, tu marcha y las noticias del Padre Adrián.
Antonio y Ana se despidieron de padre e hijo y los invitaron a comer al día siguiente así se podría despedir Cosme de Laura.
Había amanecido como el día anterior, claro y despejado. Laura estaba en su habitación cuando llegaron Cosme y su padre, guardó su querido diario y se vistió para salir a saludarlos.
-Hola vecinos ¿Y ese honor? ¿A que se debe?
- Laura no te rías que no tiene gracia. Es el último día que tenemos para estar juntos y no quiero desperdiciarlo lo mas mínimo. Así que vete preparando que hoy pasamos el día en el campo.
- Cosme vaya estás loco pero loco de atar. Parece como si no nos fuéramos a ver nunca más.
Laura se preparó con ropa más informal y después de desayunar los dos salieron camino de su gran aventura.
Su madre les había preparado unos bocadillos y algo de fruta, iban muy contentos cogidos de la mano y cantando.
Llegaron a un pequeño estanque lleno de patos.
-Que lugar mas bonito, dijo Laura. Ya no me acordaba de este sitio.
Yo nunca lo olvidé aquí era donde veníamos con tu prima Mónica, cuando ella se quedó en tu casa.
Aquella temporada en que lo pasó tan mal con la muerte de su madre. Pero éramos muy pequeños y por eso no te acuerdas.
- Cosme no exageres que tampoco veníamos cada día. Un par de veces como mucho.
A Laura le gustaba estar con el joven ¡le traía tan buenos recuerdos! Si el la hubiese amado como ella le amó en aquel entonces, ahora estarían incluso casados.
- Laura ven mira.
¿Que pasa? ¿Por qué gritas tanto? No estoy sorda.
- Anda ven tonta, mira que flor más rara,
Laura se agacho hacia donde el joven le señalaba pero allí no había nada, solo matojos y piedras.
- ¿Cosme que?...
El joven la levantó suavemente y la rodeó con sus brazos.
- Laura amor mío, ¡te quiero tanto! no dejes que me vaya.
Cosme lloraba y la abrazaba más fuerte.
- Cosme no seas chiquillo, anda déjame.
Pero el la apretaba mas contra su pecho mientras repetía una y otra vez,
- Amor mío no me dejes.
A Laura le pareció que el tiempo daba un salto hacia atrás, hacia aquellos días en que le amó tanto, le tenía tan cerca…Cerró los ojos y se abandonó en los brazos del joven.

