Capítulo 18
Laura se despertó con los ojos enrojecidos, había estado llorando casi toda la noche.
No podía apartar de su pensamiento la cara de Cosme a través de la ventanilla del tren.
- Pobre Cosme, como me gustaría poder corresponderle se fue tan triste.
Hoy era un día decisivo para ella ya que esperaba las noticias del párroco. Este ya había hablado con la madre superiora y tenia saber que habían averiguado al final.
Cuando se despidieron después de dejar a Cosme de viaje quedaron en verse al día siguiente y ya había llegado la hora de la verdad.
Se levantó y se arregló tenia que darse prisa para ir al pueblo a ver al padre.
Su madre como cada día preparaba el desayuno.
- ¿Hola mama, como estas hoy? ¿Has dormido bien? ¿Y papa?
- Buenos días hija. Tu padre ha salido ya mismo vuelve.
- Es que anoche quedé con el para ir al pueblo a ver al padre Adrián.
- No te preocupes que pronto estará aquí.
- Yo estoy un poco triste por Cosme me dio mucha pena de que se fuera. Tenía la esperanza de que le aceptaras algún día.
Madre ya sabes lo que tengo en mente desde hace tiempo, eso ocupa todo mi pensamiento. Ya se que a ti no te hace gracia pero harías lo que fuera por mi felicidad.
Y te lo agradezco de todo corazón.
En cuanto a Cosme tu sabes que lo quiero pero no de la forma que el se merece y conmigo no seria feliz
Espero que algún día encuentre a la persona con la que compartir su vida para siempre.
En ese momento llegaba su padre.
- Buenos días hija ¿dormiste bien al final?
- Bueno no del todo bien, pero estoy con fuerzas para ir al pueblo. ¿Cuando nos vamos?
- Ahora mismo si estas preparada.
Laura se apresuro y acabo de desayunar.
Estaba ansiosa por saber las noticias del párroco
El padre Adrián se había levantado temprano, tenía cosas que hacer entre ellas hablar con Laura y su padre.
Mientras los esperaba escribía unas cartas y revisaba unos papeles.
- Padre hoy va a tomar te ¿o le preparo un buen café?
- Prepárame un café con unas tostadas hoy me levanté con algo de hambre.
Dolores salio y se dirigió a la cocina para prepararle al padre el desayuno que le había pedido.
- Pobre padre que triste esta espero que aquí encuentre la estabilidad que le falta y que no lo vuelvan a trasladar otra vez.
A esta parroquia también le hace falta una persona buena como lo fue el padre Anselmo Con el estábamos muy protegidos. Que Dios lo tenga en su santa gloria.
Le llevó al padre una bandeja con tostadas y una buena taza de café humeante.
Laura y su padre tardaron algo más de media hora en llegar al pueblo.
Dolores les abrió la puerta y los llevo al despacho del padre.
Este los esperaba sentado en su sillón detrás de la mesa.
- Pasad y sentaos y alegra esa cara Laura pues hoy tengo buenas noticias para ti, las hermanas del convento de las clarisas te admiten en su comunidad.
Así que ya puedes ir preparando tus cosas, porque tu entrada en el convento será dentro de dos días.
Laura no podía creer lo que estaba oyendo lo había deseado durante tanto tiempo que las palabras del padre le sonaban a música celestial.
Por fin su sueño se iba a ver cumplido.
Esta felicidad que sentía solo se veía empañada por el recuerdo de Cosme.
En el fondo, se sentía un poco egoísta, por pensar solo en ella y su felicidad.
- Pero a eso es a lo que aspiramos todos, -pensó-.
