
Fuera de bromas...después de muchos meses, de muchas noches maldurmiendo y de aguantar las molestias, hoy por fin he ido al fisioterapeuta a que le eche un vistazo a esta espalda mía. Normalmente tengo dos puntos conflictivos, una contractura en el hombro derecho, y una punzada muy aguda en el costado izquierdo. La cosa empeora por las noches y, desde mi segundo embarazo, la cosa no mejora con el tiempo

Total, que me pide que me ponga en ropa interior, y que relaje los hombros...me pregunta si soy zurda, le digo que no. Y me dice, ¿subes de peso aún haciendo dieta? le contesto que si, que hasta que empecé Monty, subía como un globo sin motivo aparente. Sin yo decirle nada me dice, ¿te duele más por las noches? y yo: sí, sí... y me contesta: No es muscular, tienes la vesícula inflamada y los dolores que tienes son de adaptación (es decir, la osamenta se desplaza tratando de dejar sitio para el órgano inflamado).






La cuestión es que, tras colocarme mis pobres huesecitos (que no veas que crujidos!!), la contractura desapareció. Me advierte que, mientras la vesícula no deshinche y los huesos vuelvan a su sitio, se seguirá produciendo. Se me hace raro entrar en un fisio y salir con una vesícula inflamada, pero lo cierto es que, si lo pienso bien, podría ser ¿no? que además de tener el hígado hecho papilla, como dice Monty, por tanto alimento industrial, mi vesícula también esté para un saldo y hete aquí una razón más para mi eterna lucha con el sobrepeso.
