Lo primero que tienes que saber es que si el bebé tiene la estimulación correcta gateará cuando él quiera, cada niño tiene su etapa. Pero lo que está claro es que si se le impide la estimulación tardará mucho en gatear o nunca lo hará.
No hace falta hacer gran cosa (de hecho muchos de nosotros hemos gateado
per se sin nada especial, aunque no fue mi caso), tan sólo evitar que esté continuamente en el parque, dale mucho suelo, que él solo se desenvolverá.
Estimúlale con sus juguetes favoritos, ponlos primero a una distancia corta, para que los coja casi sin moverse, luego ve aumentando la distancia progresivamente para que tenga que buscarse la vida. No te atormentes si no gatea con un patrón perfecto, el hecho de que se arrastre ya es una fase previa al gateo.
Cuando se pueda poner a 4 patas pero no sea capaz de desplazarse hazle el mismo ejercicio de antes y cuando vaya a hacer intención de moverse sujétale por detrás y del tobillo una de las piernas (sin que se llegue a dar de morros, claro). Esto permite que el niño fortalezca los músculos de las piernas y tenga más ganas por moverse (se aplica la sabia regla de "como no te dejo hacerlo, tú quieres hacerlo").
Lo que debes evitar a toda costa es hacerle el movimiento del gateo tú misma ya que puedes confundirle el patrón, el patrón de gateo debe descubrirlo por él mismo. Lo más conveniente en estos casos es ponerlo a 4 patas en una superficie cómoda pero no blanda (la cama no vale y el suelo resbala en invierno y hace daño en verano), prueba con una esterilla de estas de gimnasia o con un colchoncillo finito en el suelo. Lo pones a 4 patas y le vas haciendo los ejercicios de estimulación.
Y sobretodo, mucha paciencia y dedicación, que Roma no se hizo en un día. Guillermo empezó a darle la gana gatear a los 12 meses y 4 días.
Por cierto, para este tema te recomiendo el libro de excelencia física de Glenn Doman. Está descatalogado, si te interesa me lo dices.
