MEDICAMENTOS QUE NOS ENFERMAN E INDUSTRIAS FARMAC?UTICAS QUE:

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chopillo
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MEDICAMENTOS QUE NOS ENFERMAN E INDUSTRIAS FARMAC?UTICAS QUE

Mensaje por chopillo » 29 Jul 2008 09:29

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N?MERO 91 / FEBRERO / 2007
MEDICAMENTOS QUE NOS ENFERMAN E INDUSTRIAS FARMAC?UTICAS QUE NOS CONVIERTEN EN PACIENTES

"Hace treinta años Henry Gadsden, director entonces de la compañía farmacáutica Merck, hizo unos comentarios sorprendentes y en cierto modo candorosos a la revista Fortune. Dijo que su sueño era producir medicamentos para las personas sanas y así vender a todo el mundo. Aquel sueño se ha convertido en el motor de una imparable maquinaria comercial manejada por las industrias más rentables del planeta". Así comienza la presentaci?n en contraportada del libro Medicamentos que nos enferman e industrias farmacáuticas que nos convierten en pacientes de Ray Moynihan y Alan Cassels, obra que permite entender cómo las estrategias de marketing y relaciones p?blicas de la poderosa industria farmacáutica -con la complicidad de muchos médicos y, por qué no decirlo, la ingenuidad de los pacientes- intentan convertirnos a todos en "enfermos" -de cualquier cosa- para lograr un consumo compulsivo y crúnico de medicamentos.
Si usted se considera una persona relativamente sana a la que comienzan a zumbarle los o?dos con todo tipo de comentarios y recomendaciones porque su tensi?n empieza a ser un poco alta, le ha subido el nivel de colesterol o ha tenido últimamente bajones en su estado de ?nimo que enseguida alguien ha calificado de "depresi?n"... o bien alguien le ha dicho que a su edad y siendo mujer debe prevenir una posible osteoporosis y hasta medicarse esa falta de impulso sexual que últimamente parece preocuparle le vamos a hacer una recomendaci?n para abordar esos problemas y algunos más c**o el S?ndrome de Colon Irritable, el Trastorno por D?ficit de Atenci?n, el Trastorno de Ansiedad Social o el Trastorno Distráfico Premenstrual: c?mprese el libro Medicamentos que nos enferman e industrias farmacáuticas que nos convierten en pacientes (Editorial Terapias Verdes), busque un lugar tranquilo y si?ntese a leerlo. Le aseguramos que cuando lo termine su percepci?n de la enfermedad y la salud habrá cambiado al igual que su visi?n del sistema sanitario.
Aunque comenz? a venderse en Estados Unidos, Canad? y Australia el año 2005 el libro acaba de llegar a nuestro país. Y enél, tal y c**o hemos venido haciendo durante los últimos tiempos en la revista, Ray Moynihan y Alan Cassels repasan con estilo ?gil y directo las estrategias y complicidades que han permitido a lo largo de los últimos años la aparici?n de s?ndromes y trastornos que no hacen sino condenar a una medicaci?n permanente -de la que se suelen ocultar sus efectos secundarios más importantes- a cientos de millones de personas en todo el mundo. A veces reportaje period?stico, a veces novela negra, en él se desenmascaran ensayos ocultos, presiones, complicidades con médicos y organismos reguladores y, sobre todo, las estrategias de marketing y relaciones p?blicas que por valor de miles de millones de dílares permiten a la industria acabar convenciendo a médicos voluntariosos pero cr?dulos de todo el mundo que existe una enfermedad para la que ellos tienen la soluci?n, el f?rmaco justo en el momento adecuado.
c**o muy bien señalan ambos autores no se trata de poner en tela de juicio que hay personas que debido a s?ntomas especialmente graves necesitan ser atendidos con esos f?rmacos sino de entender que sólo para ellos no seráa rentable su fabricación. Necesitan por eso convertirnos a todos en enfermos para que el negocio sea rentable. "El alcance de la influencia de la industria farmacáutica sobre el sistema sanitario -escriben- es simplemente orwelliano. Los médicos, los representantes de medicamentos, la educación mídica, los anuncios, los grupos de pacientes, las directrices, las celebridades, las conferencias, las campa?as de concienciaci?n p?blica, los l?deres de opinión y hasta los consejeros de los reguladores: en todos los niveles hay dinero de las compañías farmacáuticas lubricando lo que muchos ven c**o un flujo de influencias poco saludable. La industria no adquiere influencias con individuos y organizaciones sino que más bien reparte su generosidad entre aquellos que considera más eficaces a nivel comercial"

CUIDADO CON DEJARSE ENGA?AR POR LAS CIFRAS
Por supuesto ni todos los médicos ni todos los investigadores son iguales porque si no el trabajo de Moynihan y Cassals hubiera sido imposible. De hecho cada vez son más los se rebelan ante semejante estado de cosas. Los autores revelan datos, nombres, estudios cientúficos... y se apoyan en médicos e investigadores al menos tan honrados y preparados c**o quienes sostienen lo contrario para demostrar todo lo que afirman. Y su repaso por esa realidad con nombres y apellidos resulta en algunos momentos de lo más instructiva debido a algunos ejemplos tan gr?ficos c**o el que podemos encontrar en el cap?tulo titulado Convertir los riesgos en enfermedades (págs. 93 y 94):
"(?) El más alto y más joven, el farmacáutico James McComarck, bromea con su compa?ero el doctor Bob Rango, médico especializado en Farmacolog?a. Los dos han viajado desde Vancouver c**o miembros del Therapeutics Initiative (Iniciativa Terap?utica) de la Universidad de British Columbia, un grupo que pretende educar a médicos y farmacáuticos -y en ocasiones al público en general- sobre la mejor manera de prescribir los f?rmacos. La conferencia del día es sobre las enfermedades cardiacas, sin duda un tema atemorizante (el público son jubilados canadienses). La primera parte de la charla de McComarck y Rango está dise?ada para ayudar a la gente a entender algunos de los trucos estad?sticos empleados para vender medicinas a personas que en otras condiciones se considerar?an sanas. James McComarck siempre comienza presentando la siguiente situaci?n: "Imaginen que su médico acaba de decirles que tienen un "factor de riesgo" ante las enfermedades vasculares; puede ser la tensi?n arterial o el colesterol alto. Pues resulta que hay un medicamento que trata ese factor de riesgo, no produce efectos secundarios y está cubierto por la Seguridad Social o por la Mutua. Les voy a presentar los resultados de tres estudios diferentes y voy a preguntarles si según estos resultados estaráan de acuerdo en tomar este f?rmaco todos los días de los siguientes cinco años. No hay respuestas correctas o incorrectas, simplemente es su decisi?n". En ese momento James suele proyectar esta diapositiva:
"?Tomaría usted un medicamento durante cinco años si...
a) ...redujera en un 33% sus probabilidades de sufrir un ataque al corazón?
b) ...redujera sus probabilidades de sufrir un ataque al corazón del 3 al 2%, es decir, una reducción del 1%?
c) ...salvase a una persona de cada cien de sufrir un ataque al corazón aunque no hubiese manera de saber por adelantado a Quién salvar?a?"
"A ver, ?cuántos de ustedes tomarían ese f?rmaco si obtuviese los resultados del caso A?", pregunta James. Y alrededor de un 80 o 90% de la audiencia levanta la mano. "¿Y en las situaciones B y C?" Un 20% de los oyentes levanta la mano. James y Bob hacen una pausa para que digieran los datos antes de rematar: "Pues lamentamos dec?rselo pero han ca?do. Lo que acabamos de exponer es exactamente el mismo resultado pero presentado de tres maneras diferentes".
Normalmente una expresión de sorpresa brota de la audiencia. Algunos ponen cara de no creírselo, otros de enfado o perplejidad. Pero llegados a este punto de la presentaci?n la mayoría no puede despegarse de sus asientos y quiere saber más. Bob coge el micr?fono de manos de James.
"A ver, el truco es el siguiente. No se sientan mal. A los médicos les enga?amos de la misma manera todo el tiempo. Si en principio el riesgo de sufrir un ataque al corazón es del 3% y yo les ofrezco una p?ldora que lo reduce en un 33% éste baja del 3% al 2%. ?Entienden? El 2% es un 33% menos que el 3%. Pero es tambiénun 1% de diferencia total. Incluso las personas a quienes las matem?ticas se les hacen cuesta arriba, c**o James, saben que si pasas de un 3% a un 2%, sólo hay un 1% de diferencia. F?cil, ¿verdad?."
La razón por la que esta revelaci?n es tan importante se debe a que con frecuencia los f?rmacos se promocionan mediante este truco estad?stico tendente a exagerar los beneficios. Por ejemplo, en anuncios dirigidos a médicos y pacientes se afirma que un f?rmaco ofrece una reducción del 33% en el riesgo de sufrir un ataque cardíaco sin explicar que en realidad habría que tomar la medicaci?n durante cinco años para reducir el riesgo del 3 al 2%. c**o Bob y James explican cada vez que dan la charla se trata de un 33% en túrminos 'relativos'. En túrminos 'absolutos' se trata de una reducción de un 1%, del 3 al 2%. Diversos estudios muestran que las personas son mucho más reacias a usar un f?rmaco si se les muestran las cifras absolutas. Lamentablemente en muchos artúculos sobre f?rmacos que aparecen en los medios tambiénse tiende a emplear la versión más exagerada omitiendo las cifras absolutas que resultan mucho más informativas".

RAY MOYNIHAN
Moynihan -australiano, 44 años- es sin lugar a dudas uno de los escritores sobre temas de salud más respetados a nivel internacional. Periodista, autor, guionista de documentales y profesor universitario en la Universidad de Newcastle Ray ha ganado ya numerosos premios en radio, televisi?n y prensa escrita por su forma de informar, provocativa y rigurosa. Sus trabajos han sido publicados en las principales publicaciones mídicas y medios, incluyendo el British Medical Journal, The Lancet, The New England Journal of Medicine, PLoS Medicine, The Australian Financial Review y The Sydney Morning Herald. Y es autor de una serie documental de denuncia titulada Too Much Medicine? Actualmente vive, nada, escucha música y cuece bizcochos de chocolate y nueces en Byron Bay (Australia). Lo que hemos aprovechado para conversar con él.
-D?ganos, ?cuándo y cómo llegó a la conclusi?n de que en el mercado de los medicamentos la cuestión no es la salud sino el dinero?
-Llevo trabajando en temas de salud desde mediados de los años 90 en medios escritos y audiovisuales. Y desde el principio tuve muy claro que el marketing de las compañías farmacáuticas estaba distorsionando la práctica de la Medicina y la forma en que pensábamos sobre la salud. De ahí que escribiera ya mi primer libro y empezara a hacer documentales en 1998.
-¿Se inventan hoy enfermedades para que consumamos más medicamentos?
-No exactamente que se inventen pero sí que los l?mites que definen las enfermedades están siendo ampliados de forma inapropiada. Las compañías farmacáuticas y muchos médicos están involucrados en ese proceso con la finalidad de ampliar el número de visitas de los pacientes y construir nuevos mercados para los medicamentos.
-?Cree usted que los Gobiernos, pagadores año tras año de las enormes facturas farmacáuticas, son ignorantes o c?mplices de la actual situaci?n?
-Pienso que muchas personas en los Gobiernos no son conscientes de lo que está pasando. c**o creo que los funcionarios gubernamentales deberían controlar mejor las campa?as de marketing y relaciones p?blicas de la industria porque están modificando la definici?n de las enfermedades. Especialmente dado que el coste farmacáutico está da?ando ya gravemente muchos sistemas públicos de salud.
-Pero son los médicos quienes recetan... ¿Cómo puede evitarse la enorme influencia actual de la industria farmacáutica en sus criterios y decisiones?
-Muchos médicos y universidades están ya tratando de desengancharse de la industria, de ser más independientes. Y hay muchas maneras de hacerlo: reduciendo la esponsorizaci?n de las conferencias y congresos, impidiendo la visita de los representantes comerciales, dejando de aceptar regalos por acudir a las conferencias que organizan o esponsorizan... Hay muchas cosas que los médicos pueden hacer para recuperar la confianza y credibilidad perdidas.
El dinero que las compañías farmacáuticas invierten en representantes comerciales y muestras gratuitas constituye el mayor componente de los 25.000 millones de dílares que se destinan anualmente sólo en Estados Unidos a publicidad y es la base de la red global de artima?as entre la industria y los profesionales. Lo que empez? con rosquillas para médicos ha acabado en copiosos banquetes para sus l?deres de opinión en hoteles de cinco estrellas. Y en cuanto pueden no sólo venden f?rmacos sino tambiénpuntos de vista sobre las enfermedades. Por ejemplo, los especialistas serios e independientes en enfermedades mentales aseguran que la idea de que la depresi?n viene generada por un díficit de serotonina en el cerebro es sólo uno de los muchos puntos de vista cientúficos y, de hecho, es simplista y anticuado. Sin embargo es una teor?a muy viva en la gran maquinaria del marketing que empieza con las consignas matutinas de los agentes comerciales de las compañías farmacáuticas.
Hay médicos maravillosos y de impecable ?tica que se encuentran hondamente preocupados ante el hecho de que su profesi?n, en general, está hoy tan ?ntimamente relacionada con la industria farmacáutica. Porque saben que muchos de sus colegas están siendo corrompidos por ella.
-¿Y en ello no juega un papel fundamental el hecho de que la industria está tan bien relacionada con lo que usted denomina l?deres de opinión, con médicos de "prestigio"?
-Tener una escuder?a de l?deres de opinión es una parte clave de las estrategias de marketing de la industria farmacáutica. En cualquier dolencia. Y la calidad de esa escuder?a depende en gran parte del trabajo de campo de los agentes comerciales que son quienes valoran el grado de influencia de un médico sobre sus semejantes. Así que los vendedores comunican a sus superiores Quiénes son a su juicio los candidatos j?venes más prometedores c**o potenciales l?deres de opinión en el futuro y luego les encomiendan breves tareas de oratoria para probarlos. M?s adelante, si la val?a queda demostrada, puede que se les pague para hablar regularmente en pequeñas reuniones a nivel local sobre los últimos f?rmacos en fase de creaci?n. Y así, con un poco de suerte, ese nuevo "l?der de opinión" puede acabar encontréndose en la "lista de ponentes" de alguna compañía ganando miles de dílares sólo por hacer presentaciones a sus compa?eros de otros países sobre las "?ltimas enfermedades" en eventos de gran impacto. De hecho las alianzas con los "l?deres de opinión" son tan importantes que algunas empresas de marketing calculan el "rendimiento de la inversión" que una compañía farmacáutica puede cosechar de esta clase de presentaciones.
-Y ahora, además, asistimos a la utilizaci?n de personajes famosos para apoyar presuntas "campa?as de concienciaci?n" de "nuevas enfermedades"...
-Los famosos se están convirtiendo en todo el mundo en las principales figuras de las campa?as farmacológicas para cambiar nuestra manera de ver las dolencias propias de la vida. A cambio de "identificarse" con esos "problemas" las estrellas norteamericanas reciben entre veinte mil y dos millones de dílares... aunque el importe exacto se guarda muy en secreto. De hecho en muchas entrevistas y artúculos aparecen esos famosos c**o personas comprometidas en estimables actividades de "concienciaci?n social"... obviando mencionar que la mayoría cobra por esas actividades presuntamente altruistas.
-Y usted, ¿qué piensa hoy cuando un médico le prescribe un medicamento? ¡Conf?a aún enél?
-Sí, conf?o. Yo no niego que la prescripci?n de f?rmacos pueda ser necesaria. Pienso que hay muchos medicamentos valiosos, muchos f?rmacos que pueden aliviar el sufrimiento y ayudar a alargar la vida. Hay compañías farmacáuticas que tienen medicinas maravillosas. El problema, a mi juicio, es el excesivo marketing que se genera sobre algunos f?rmacos para aumentar sus ventas.
-¿Y dónde está el l?mite del poder actual de las multinacionales farmacáutic así Porque es evidente que hoy pueden modificar la conducta de médicos, pol?ticos y medios de comunicación. Usted lo denuncia claramente en su libro...
-El poder de la gran industria farmacáutica está fuera de control. Es aterrador. Han logrado ya hasta influenciar la definici?n de enfermedad. Incluso decidir qué es enfermedad y qué no. Y eso es ultrajante.
-¿Y en qué medida las asociaciones de enfermos se han convertido en meros portavoces de los intereses industriales?
-Muchas asociaciones de enfermos están también, en efecto, estrechamente relacionadas con la industria. Y el dinero puede comprometer su independencia. Se entiende que necesitan dinero para sobrevivir pero tendrían más credibilidad si no aceptaran el de la industria. Obviamente aceptar un patrocinio no compromete necesariamente la credibilidad de un grupo pero está claro que las compañías tienden a favorecer a aquíllos cuyas posiciones p?blicas están más a tono con sus propios mensajes de marketing. Es evidente que las asociaciones que no reciben fondos de la industria tienden a gozar de mayor credibilidad ante los ciudadanos.
Sí, el "compa?erismo" con las agrupaciones de enfermos se ha convertido en un elemento clave de las estrategias de marketing para cualquier enfermedad importante. Y ocurre en casi todas las grandes compañías farmacáuticas. Un estudio britúnico coligi? que dos tercios de las organizaciones caritativas y de las asociaciones de enfermos reciben ayudas de las empresas farmacáuticas y de aparatos médicos aunque normalmente es difícil saber cuánto cada una de ellas. Favores que las asociaciones de enfermos devuelven a sus patrocinadores ayudándoles a dibujar un panorama de enfermedad mal diagnosticada que se trata mejor con f?rmacos y poniendo cara humana a la dolencia.
-¿Qué papel están jugando hoy las universidades en este proceso?
-Numerosas universidades han adquirido relaciones estrech?simas con las compañías fabricantes de medicamentos. Y pienso que las relaciones entre ambas tienen que ser más distantes. De forma similar, muchas publicaciones mídicas son demasiado complacientes con la publicidad de los medicamentos. Un nuevo diario, Plos Medicine, es el mejor ejemplo de cómo se debe reformar la relaci?n entre las publicaciones y la industria. Ya en su primer número anunciaron que no admitir?an publicidad de las compañías farmacáuticas.
-¿Está usted de acuerdo con la afirmaci?n de John Abramson recogida en su libro cuando refiri?ndose al enorme poder de la industria farmacáutica asevera: "Han llegado demasiado lejos "?
-Sí. La ciencia ha sido pervertida al permitir que la industria esponsorice los ensayos clúnicos.
-¿Qué tipo de patolog?a re?ne todos los elementos involucrados en un proceso cl?sico de "ampliaci?n de los l?mites de una enfermedad"?
-El llamado Trastorno Sexual Femenino es un ejemplo cl?sico. En mi libro le dedico un cap?tulo entero. La industria y determinados miembros de la profesi?n mídica están intentando trasformar una dificultad sexual normal de la mujer en "enfermedad". Y sugieren ya que el 43% de las mujeres la padecen. Es rid?culo. Un mal chiste.
-?Deben ser sólo los médicos los responsables de definir el concepto de enfermedad y las soluciones a aplicar?
-Pienso que necesitamos nuevos paneles o comitús, nuevos grupos de personas que definan las enfermedades. No podemos confiar sólo en los médicos. Muchos de los habituales comitús encargados de definir el ser o no ser de una enfermedad están inmersos en serios conflictos de intereses y otros muchos han perdido por completo su credibilidad ya que están integrados por personas con estrechos lazos financieros con la industria u otros intereses privados. Necesitamos nuevos comitús que sean más independientes y que representen un rango más amplio de puntos de vista.
Cada vez es mayor el conjunto de pruebas que sugiere que la salud de las personas y las poblaciones viene determinada por muchos más factores que los niveles de determinadas sustancias y el número de medicinas que consumen. Factores relativos a la educación, el entorno, la economía y las desigualdades influyen grandemente en la salud. Continuar centrando la atenci?n del público y de quienes toman las decisiones a nivel gubernamental en definiciones tan limitadas de causas químicas y soluciones farmacáuticas supone la p?rdida para nuestras sociedades de maneras mucho más efectivas, seguras y baratas de reducir la carga de las enfermedades reales y de ayudar a la gente a estar más sana y ser feliz.
-¿Están las agencias reguladoras de f?rmacos al servicio de la industria?
-Algunas agencias están tambiéndemasiado cerca de la industria. La FDA ha sido atacada muy duramente por sus lazos con la industria pero hay mucha gente valida y competente en las agencias reguladoras que deberían estar financiadas al margen de la industria y ser mucho más duras. Claro que la aparente timidez de la FDA no sólo se debe a su estrecha relaci?n con la industria.
Los organismos reguladores que aprueban los medicamentos tanto en Estados Unidos c**o en otras partes del mundo son incapaces -o no están dispuestos- a tener un papel más importante acerca del modo de recetar los medicamentos por parte de los médicos debido al tremendo poder pol?tico de la profesi?n mídica y a su derecho a la libertad de prescripci?n constantemente reclamado. Mientras las naciones luchan contra el uso exagerado de medicamentos y los crecientes costes farmacológicos puede que sea hora de buscar nuevos mecanismos reguladores para influir en el modo en que los medicamentos están siendo recetados en los consultorios médicos. Prohibir medicamentos que puedan resultar valiosos para pacientes que se encuentran realmente enfermos ciertamente parece una opción poco adecuada. Sin embargo, aprobar medicamentos que probablemente puedan hacer daño a mucha gente sana es desde luego tambiénindeseable. Es asimismo muy cuestionable que los reguladores oficiales c**o la FDA, con su reciente historia de convivencia con la industria, sean los organismos adecuados para desempe?ar esa funci?n.
-David Graham, funcionario que velaba por la seguridad de los medicamentos en la FDA y denunci? la actuaci?n de la agencia en el caso Vioox, ha reconocido que un l?der importante de la misma le comentú en cierta ocasión: "Nuestro cliente es la industria".
-Un comentario terrible. El mundo confi? en la FDA y la FDA traicion? esa confianza. La FDA debe reformarse profundamente y gente c**o David Graham ayudar en esa reforma.
-?Ve usted intenciones reales entre las publicaciones cientúficas de acabar con la dependencia del dinero de la industria?
-Plos Medicine, ubicada en Estados Unidos, no es dependiente. Y pienso que ?se es el camino para el futuro. Algunos diarios, c**o el British Medical Journal, sólo obtienen una mínima parte de sus fondos de los anuncios de medicamentos. Otros, sin embargo, sí son muy dependientes. Es un grave problema para las publicaciones mídicas.
-?En qué medida cree usted que las maniobras de la industria están llevando a la realizaci?n de ensayos clúnicos a la carta y, por consiguiente, a falsear en buena parte el proceso de venta de medicamentos?
-Nosotros sabemos por el trabajo de Lisa Bero y otros que la industria subvenciona estudios tendentes a encontrar resultados favorables. El apoyo econ?mico de la industria está causando un perjuicio sistem?tico en la literatura, está distorsionando la Ciencia en sí misma. Necesitamos ensayos públicos o poner una nueva tasa a los presupuestos de marketing.
-¿Está evitando la industria con su sobrecoste permanente en la factura de medicamentos que se investiguen otros ?mbitos de respuesta terap?utica más naturales?
-Pienso que parte de los fondos que normalmente van a los ensayos con medicamentos deberían dedicarse a testar aproximaciones y terapias complementarias o más naturales
-Para terminar, ?cuál de todos los problemas señalados requiere a su juicio una más rápida soluci?n?
-El problema más evidente para todos nosotros en este momento es encontrar buenas fuentes de información sobre las enfermedades, que sean realmente independientes de la influencia de los laboratorios. Muchos médicos todavía se re?nen con representantes farmacáuticos, muchos grupos de enfermos y sociedades mídicas siguen aceptando copiosas subvenciones y la mayoría de las publicaciones mídicas dependen aún en gran parte de los anuncios de la industria y de su patrocinio en investigaci?n.
Encontrar material de calidad sobre los riesgos y beneficios de los medicamentos así c**o sobre otros mítodos terap?uticos es cada vez mas f?ci1 pero encontrar buena información independiente y actualizada sobre las enfermedades es hoy día casi imposible.
Y urge encontrar nuevas formas para definir enfermedades y educar a la gente sobre las opciones para tratarlas. Continuar confiando en los "l?deres de opinión" financiados por las compañías farmacáuticas para que redacten las definiciones y en el marketing financiado por las compañías para que nos eduquen sobre ellas es peligroso y, sobre todo, absurdo. Una renovaci?n en la manera de entender las enfermedades requiere ideas frescas y experimentos radicales pero existen modelos que pueden ser de gran ayuda. En todo el mundo existen muchas instituciones -p?blicas y privadas- que han encontrado formas de examinar rigurosamente todos los estudios cientúficos disponibles sobre un tratamiento en particular.
Lo dicho: un libro lleno de situaciones y ejemplos recomendado para todos aquellos preocupados por la salud -es decir, todos- y especialmente para aquellos médicos que han comenzado a sentir que la vocaci?n se les ha ido de las manos y su afin por curar se ha convertido en un bol?grafo con el que dispensar medicamentos.

Sonia Barahona

? 2006 DSALUD.COM
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