El banquero elogi? al pescador por la calidad del pescado y le pregunto:
- "?Cu?nto tiempo le llevé pescarlos? "
El pescador respondi?:
- "Sólo un poco tiempo".
El banquero luego le preguntó:
- "?Porqué no permaneces más tiempo y sacas más pescado?"
El pescador dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia.
El banquero luego preguntó:
- "Pero.. ¿qué haces con el resto de tu tiempo?"
El pescador dijo:
- "duermo hasta tarde, pesco un poco, juego con mis hijos, me hecho una siesta con mi señora, María, voy todas las noches al pueblo donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos. c**o ves tengo una vida divertida y ocupada."
El banquero replic?:
- "Soy un MBA de Harvard y podría ayudarte. Deja te explico... deberías gastar más tiempo en la pesca, con los ingresos comprar un barco más grande, con los ingresos del barco más grande podrías comprar varios barcos, podrías llegar a tener una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario lo podrías hacer directamente a un procesador, incluso abrir tu propia procesadora. Deberías controlar la producci?n, el procesamiento y la distribución. Deberías salir de este "pequeño" pueblo e irte a la Santander, luego a Barcelona e incluso a Noruega, donde dirigirías tu propia empresa en expansi?n".
El pescador preguntó:
- "Pero, ?cuánto tiempo tarda todo eso?"
A lo cual respondi? el banquero:
- "entre 15 y 20 años"
El pescador:
- "¿Y luego qué?"
El banquero se ri? y dijo que esa era la mejor parte.
- "Cuando llegue la hora deberías cotizar en Bolsa y vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás millones".
El pescador dijo:
- "Millones ...?y luego qué?"
Dijo el banquero:
- "Luego te puedes retirar. Te mueves a un pueblecito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, echar una siesta con tu mujer, ir todas las noches al pueblo a tomar vino y tocar la guitarra con tus amigos".
MORALEJA: Cuantas vidas desperdiciadas buscando lograr una felicidad que ya se tiene pero que muchas veces no vemos. La verdadera felicidad consiste en amar lo que tenemos y no sentirnos tristes por aquello que no tenemos.
