Mensaje
por mabel107 » 29 Abr 2008 22:20
OS DEJO UN CUENTO PARA ANTES DE DORMIR
"Un joven concurri? a un sabio en busca de ayuda.
- Vengo, maestro, porque me siento tan poca cosa que no tengo fuerzas para hacer nada. Me dicen que no sirvo, que no hago nada bien, que soy torpe y bastante tonto. ¿Cómo puedo mejorar maestro?. ¿Qué puedo hacer para que me valoren más?
El maestro, sin mirarlo, le dijo:
- ?Cu?nto lo siento muchacho, no puedo ayudarte, debo resolver primero mis propios problemas. Quiz?s después... Si quisieras ayudarme tú a mi, yo podría resolver este tema con más rapidez y después tal vez te pueda ayudar.
- E... encantado, maestro -titube? el joven pero sinti? que otra vez era desvalorizado y sus necesidades postergadas-.
- Bien -asinti? el maestro-. Se quitú un anillo que llevaba en el dedo pequeño de la mano izquierda y díndoselo al muchacho agreg?: Toma el caballo que está allí afuera y cabalga hasta el mercado. Debo vender este anillo para pagar una deuda. Es necesario que obtengas por él la mayor suma posible, pero no aceptes menos de una moneda de oro. Vete y regresa con esa moneda lo más rápido que puedas.
El joven tomó el anillo y parti?. Apenas llegó, empez? a ofrecer el anillo a los mercaderes. Estos lo miraban con algún inter?s hasta que el joven decía lo que pretendía por el anillo. Cuando el joven mencionaba la moneda de oro, algunos re?an, otros le daban vuelta la cara y sólo un viejito fue tan amable c**o para tomarse la molestia de explicarle que una moneda de oro era muy valiosa para entregarla a cambio de un anillo.
En afin de ayudar, alguien le ofreci? una moneda de plata y un cacharro de cobre, pero el joven tenía instrucciones de no aceptar menos de una moneda de oro, así que rechaz? la oferta.
Después de ofrecer su joya a toda persona que se cruzaba en el mercado -más de cien personas- y abatido por su fracaso, montú su caballo y regresí.
?Cu?nto hubiese deseado el joven tener él mismo esa moneda de oro! Podr?a hab?rsela entregado al maestro para liberarlo de su preocupaci?n y recibir entonces su consejo y su ayuda.
- Maestro -dijo- lo siento, no es posible conseguir lo que me pediste. Quiz?s pudiera conseguir 2 ó 3º monedas de plata, pero no creo que yo pueda enga?ar a nadie respecto del verdadero valor del anillo.
- ¿Qué importante lo que dijiste, joven amigo! -contestú sonriente el maestro-. Debemos saber primero el verdadero valor del anillo. Vuelve a montar y vete al joyero. ¿Quién mejor que él para saberlo?. Dile que quisieras vender el anillo y preg?ntale cuánto da por él. Pero no importa lo que ofrezca, no se lo vendas. Vuelve aquí con mi anillo.
El joven volvi? a cabalgar. El joyero examin? el anillo a la luz del candil, lo mir? con su lupa, lo pes? y luego le dijo:
- Dile al maestro, muchacho, que si lo quiere vender ya, no puedo darle más que 58 monedas de oro por su anillo.
- ????58 moned así??? -exclam? el joven-.
- Sí, -replic? el joyero-. Yo sí que con tiempo podríamos obtener por él cerca de 70 monedas, pero no sí... Si la venta es urgente...
El joven corri? emocionado a casa del maestro a contarle lo sucedido.
- Si?ntate -dijo el maestro después de escucharlo-. T? eres c**o este anillo: una joya única y valiosa. Y c**o tal, sólo puede evaluarte verdaderamente un experto. ¿Qué haces por la vida pretendiendo que cualquiera descubra tu verdadero valor?
Y diciendo esto, volvi? a ponerse el anillo en el dedo pequeño de su mano izquierda."