Mensaje
por marianquiros » 02 Jul 2006 15:10
PUES YO PONDR? UN EXTREME?O :
LA NACENCIA DE LUIS CHAMIZO
I
Bru?? los recios nubarrones pardos
la lus del sol que s?agach? en un cerro,
y las artas cogollas de los ?rboles
d?un col? de naranjas se ti?eron.
A bocan?s el aire nos tra?a
los ru?dos díalla lejos
y el toque díoración de las campanas
de l?iglesia del pueblo.
Ibamos dambos juntos, en la burra,
por el camino nuevo,
mi muj? mu malita,
suspirando y gimiendo.
Bandás de gorriatos montesinos
volaban, chirr?ando por el cielo,
y volaban pal sol quéen los canchales
daba relumbres díespejuelos.
Los grillos y las ranas
cantaban a lo lejos,
y cantaban tami?n los colorines
sobre las jaras y los brezos,
y ro?ndo, ro?ndo, de las sierras
llegaba el dolond?n de los cencerros.
¿Qué tarde más bonita!
?Quéanochecer más g¿eno!
¿Qué tarde más alegre
si ju?ramos contentos!...
- No pu? ser más- me ijo- vaite, vaite
con la burra pal pueblo,
y g?ervete de prisa con l?ag?ela,
la comadre o el míico -.
Y bajé de la burra poco a poco,
s?arrellen? en el suelo,
juntú las manos y mir? p?arriba,
pa los bru??os nubarrones recios.
?Dirme, dejagla sola,
dejagla yo a ella sola com?un perro,
en metú de la jesa,
una legua del pueblo...
eso no! De la rama
díarriba díun guapero,
con sus ojos roendos
nos miraba un mochuelo,
un mochuelo con ojos vedriaos
c**o los ojos de los muertos...
¿No tengo juerzas pa dejagla sola;
pero yo de qué sirvo si me queo!
La burra, que rro?a los tomillos
floridos del lindero
carcaba las moscas con el rabo;
y dejaba el careo,
levantaba el jocico, me miraba
y seguía royendo.
¿Qué pensaré la burra
si es que tienen las burras pensamientos!
Me ju? juntía mi Juana,
me jinqué de roillas en el suelo,
jice por record? las oraciones
que míenseñaron cuando nuevo.
No tenía pacencia
p?hacá memoria de los rezos...
¿Quién podrá socorregla si me voy!
¿Quién va po la comadre si me queo!
Aturdio del tú gorv? los ojos
pa los ojos reondos del mochuelo;
y aquellos ojos verdes,
tan grandes, tan abiertos,
quéotras veces a mí me dieron risa,
hora me daban mieo.
¿Qué mirar?n tan fijos
los ojos del mochuelo!
No cantaban las ranas,
los grillos no cantaban a lo lejos,
las bocan?s del aire s?aplacaron,
s?asomaron la luna y el lucero,
no llegaba, rondo, de las sierras
el dolond?n de los cencerros...
?Daba tanta quietú mucha congoja!
?Daba yo no sé qué tanto silencio!
M?arrim? más pa ella;
l?abrasaba el aliento,
le temblaban las manos,
tiritaba su cuerpo...
y a la luz de la luna eran sus ojos
más grandes y más negros.
Yo sentú que los míos chorreaban
lagrimones de fuego.
Uno cay? ro?ndo,
y, prend?o díun pelo,
en metú de su frente
se que? reluciendo.
¿Que bonita y que g¿ena,
Quién pudiera sí míico!
Se??, tú que lo sabes
lo mucho que la quiero.
T? que sabes quéestamos bien casaos,
Se??, tú quéeres g¿eno;
tú que jaces que broten las simientes
quéechamos en el suelo;
tú que jaces que granen las espigas,
cuando llega su tiempo;
tú que jaces que paran las ovejas,
sin comadres, ni míicos...
¿por qué, Se??, se va mor? mi Juana,
con lo que yo la quiero,
siendo yo tan honrao
y siendo tú tan g¿eno?...
?Ay! qué noche más larga
de tanto sufrimiento;
¿qué cosas pasar?an
que decilas no pueo!
Jizo Dios un milagro;
¿no podía por menos!
II
Toito lleno de tierra
le levantú del suelo,
le mir? mu despacio, mu despacio,
con una miaja de respeto.
Era un hijo, ?mi hijo!,
hijo dambos, hijo nuestro...
Ella me le pedía
con los brazos abiertos,
¿Qué bonita quéestaba
llorando y sonriyendo!
Ven?a clareando;
s?o?an a lo lejos
las risotús de los pastores
y el dolond?n de los cencerros.
Bes? a la madre y le quitú mi hijo;
sal? con él corriendo,
y en un regacho díagua clara
le lav? tú su cuerpo.
Me sentú más honrao,
más cristiano, más g¿eno,
bautizando a mi hijo c**o el cura
bautiza los muchachos en el pueblo.
Ti? que ser campusino,
ti? que ser de los nuestros,
que por algo nació bajéuna encina
del camino nuevo.
Icen que la nacencia es una cosa
que miran los señores en el pueblo;
pos pa mí que mi hijo
la ti? mejor que ellos,
que Dios jizo en presona con mi Juana
de comadre y de míico.
Asina que nació bes? la tierra,
que, agraec?a, se peg? a su cuerpo;
y jue la mesma luna
quien le pag? aquel beso...
¿Qué saben d¿estas cosas
los señores aquellos!
Dos salimos del chozo,
tres golvimos al pueblo.
Jizo dios un milagro en el camino:
¿no podía por menos!