os cuento yo una que fueron dos:
un entierro de una persona mayor, habia muerto de la edad; llego yo y la hija no estaba presente me espero con mi amiga en la salita donde estaba el feretro y nos damos cuenta que un señor que estaba al lado del difunto llevaba los zapatos cambiados, uno marron y otro negro, lo mejor es que uno era atado y el otro no, nos miramos y nos entro la risa silenciosa, eso si, llega la hija yo le doy el pesame pero mi amiga no se si por lo de los zapatos o por que en lugar del pesame le dio la enhorabuena, os imaginais que trago, pues esto es real c**o la vida misma, mi amiga se puso c**o un tomate y yo c**o dos.
a vosotr@s os han ocurrido chascarrilllos diver.
estamos esperando.



