nguillen72 escribió:yo no estoy de acuerdo con eso, da igual la epoca, son los padres en si, a mi no me echaban a la calle, mis padres estudiaron hasta los 14 años pero ellos estaban alli para que hiciera los deberes, controlaban lo que veia en la tele, me trataban por igual con los derechos y deberes que ha de tener un niño, cuando el profesor los llamaban a la escuela escuchaban al profesor y me escuchaban a mi.
hay padres que a lo mejor lo haceis bien, y soys los que os poneis a la defensiva, y los padres que pasan de sus hijos son los que pasan de todo
A mí los míos tampoco me echaban a la calle, es más, no les gustaba que saliera de "callejera", pero lo normal era estar en la calle jugando.
Controlaban que hiciera los deberes, la tele en mi época pues... en Asturias 1 cadena y algún ratillo de dibujos animados al día y los Chiripitifl?uticos 1 día a la semana, y esa era toda la programaci?n infantil que había. Me dejaban ver algún Estudio I y las novelas tipo El Conde de Montecristo
La tele era muy limitada: por la mañana no había emisi?n, conectaban para las noticias no sé si a las 12 o la 1, tras la novela d ela sobremesa se cerraba d enuevo la emisi?n hasta la tarde y por la noche tras "El Alma se serena", que yo nunca llegu? a ver, por la hora, tb se cerraba.
No había ordenadores, ni consolas, y si tenías un tocadiscos eras la reina del mambo
Yo estoy segura de que me equivoqué muchas veces con mis hijos, que perd? la paciencia, que alguna vez no supe estar a la altura, que soy muy blanda y deb? haber sido más firme, pero lo hice lo mejor que pude y los profesores de sus colegio siempre me dijeron que mis hijos eran muy correctos y educados. Cuando pasaron al Instituto, de mi hijo me seguían diciendo lo mismo, pese a que empez? a ser muy mal estudiante. De mi hija ya me decían que sin faltar al respeto ni ser grosera, era un poco descarada y altanera. A los dos los enseñé igual, pero no son iguales.
No me pongo a defensiva por mi, es que cada día veo que les cargan la culpa de todo a los padres y tampoco es justo.
), pero me pareció indignante que un supuesto gran escritor, actor y director de teatro, cometiera un error tan espantoso y que los correctores de la editorial tampoco se hubieran fijado.