
Que las rebajas pueden acabar con la economía familiar, ya lo sabemos, pero que son capaces de romper matrimonios, amistades y familias, de eso nadie te avisa.
En la época de rebajas hay dos tipos de animales: las aves rapiñas que compran, compran y compran y las aves de corral, que miran, remiran, olisquean y ponen su huevo. Yo soy ave rapiña. A un ave rapiña se la conoce enseguida por varios detalles: NO lleva bolso sólo la tarjeta y el DNI en la boca para poder tener más sitio para las bolsas y porque pierde la noci?n del tiempo en cuanto deja el coche abandonado en el parking.
El ave rapiña intenta todas las temporadas hacerse una lista de las necesidades reales. En casa mira armarios, prueba ropa a las cabras y sale del nido muy concienciada sobre lo que debe comprar o no. En cuanto se baja del coche la voz de la señorita que anuncia las ofertas por el altavoz le produce un efecto hipn?tico y sale c**o zombi rumbo al ascensor.
c**o la lista yace en la guantera del coche, el ave rapiña se encamina a Blancolor. Pero los amos de las rebajas, c**o si fueran los orcos en la tierra media, le colocan a la entrada del para?so de las s?banas al 50 por ciento un stand, tambiénconocido c**o "batiburrillo", de ropa de "PRIMER?SIMAS MARCAS AL 70 POR CIENTO".
Ahí el ave rapiña ya la ha cagado. Ya da igual que las toalllas de casa tengan más pelotillas que un jersey de zara después de una sesi?n de secadora a 300 grados o que las s?banas de los niños tengan más cercos de las meadas que un c**o privado de caza, el ave rapiña se lanza hacia su perdici?n. TODO VALE. Una chaqueta de Caramelo de la talla 36 (total seguro que adelgazas un montón), una camisa de seda dorada con puntillas rosas ribeteadas en flores de Adolfo Dom?nguez (mira que si un día te invitan a la fiesta setentetera...) , una minifalda-cintur?n ancho de cuero verde con volantes en la cinturilla de Armani (chica si es que te vale hasta de bolso). Total sales del "batiburrillo" con 30 bolsas pero con la famosa frase consuelo mundialmente repetida : "Por si acaso".
Y es que el "por si aca" te persigue toda la sesi?n de las rebajas. Unas botas para subir el Everest a 45 grados bajo cero (por si acaso algún día te da por el alpinismo), un vestido de noche bordado en pedrer?a con más escote que largo (por si acaso algún día tienes una fiesta muy, muy elegante), un bañado r deportivo en fucsia amoratado (por si acaso vuelves a ir a la piscina), unas gafas graduadas (por si acaso algún día te da miop?a de tanto ordenador) y hasta una enciclopedia de cocina creativa (por si acaso algún día haces una cena especial en casa).
Sales muy convencida. Has comprado muy bien y tras tomar un pincho de tortilla para reponer fuerzas, decides que es hora de organizarse y empiezas por la planta primera. Caballeros. Pasas de largo, total los hombres compran mejor ellos mismos. Señoras. Un cartel donde se lee "LENCERIA 50 POR CIENTO" concentra todas tus neuronas. Tras cuatro horas y media probandote sujetadores, bodies, culottes, camisetas, camisones y pijamas, la señorita te da un ultimatúm: O compras algo o llama a seguridad. Al final te llevas dos conjuntos (que ni siquiera te has probado) y un pijama que justamente éstaba en el almacán de la planta s?ptima.
Niños. c**o no tienes la lista de memoria haces recuento de las necesidades de las cabras. Es in?til, en cinco minutos has adquirido dos abrigos de las talla 14 (las cabras crecer?n y estaban tirados de precio), tres pares de mocasines de Comuni?n (mujer precavida vale por dos), 800 calzoncillos (si al final es lo que más usan...) y 700 pares de calcetines (más de lo mismo). Satisfecha por lo bien que compras, vas al baño para repostar porque te esperan las dos secciones que más esfuerzo te van a requerir: vaqueros y zapatos.
Comprar vaqueros en rebajas debería ser una titulaci?n superior, sólo superada por f?sica cu?ntica o quémica molecular, porque NUNCA, NUNCA queda ningún vaquero rebajado que te entre en el culo. Normalmente suelen colocar los famosos "batiburrillos" con sólo dos tallas: 34 y 36, para que piques y te vaya picando el gusanillo. Tu, optimista por naturaleza, entras en el probador con la 36. Cuando oyes el primer crujido sabes que aquello no entraréa ni con calzador (debiste imaginarlo porque de los 800 pantalones que había más de 700 estaban descosidos por el mismo sitio). Pero c**o ya has empezado nadie te puede parar. "Se?orita, quería unos vaqueros que no me hagan gorda, pero algo estrechos de cintura y cadera y más anchos de pierna, en azulito claro pero con tonos más oscuros con cremallera y sin bordados". Ala ya lo has soltado. La señorita deja escapar una l?grima y se remanga. Sabe que tendré trabajo para las próximas dos horas. En el probador ya no cabes, hay miles de vaqueros tirados por el suelo que trepan ya por las paredes, y tienes que ir a mirarte al espejo que hay fuera. Por fin te decides y te llevas unos vaqueros que te están algo pequeños (total siempre dan de si) . Cuando logras encontrar las otras bolsas que estaban sepultadas entre los miles de pantalones, te despides de la señorita y te encaminas a zapatos.
Sabes que necesitas una botas y por la escalera te vas repitiendo: Botas, botas y sólo botas". Da igual, en cuanto te quieres dar cuenta estés descalza en medio de un espejo probandote unas sandalias de taconazos (por si acaso el año que viene tienes una boda veraniega) y unas zapatillas de deporte de esas estilo "casual" (y es que casualmente te has dado cuenta de que te hacen mucha falta). Cuando vas a pagar empiezas a dudar si la tarjeta del Corte Inglés podrá aguantar tal cantidad de pasadas por la maquinita. SI. Has superado la prueban y decides bajar directamente al parking por el ascensor porque ir por las escaleras te costar?, seguro algún disgusto.
Pero es in?til. En el ascensor la voz sde la señorita resuena en tu mente. "Cosm?tica. Los mejores descuentos". Vale sólo una crema hidradante y el túnico de Clinique que ya se está acabando. Sales cos dos hidradantes, cuatro nutritivas, tres contornos de ojos, 20 l?pices de labios y encima un maquillaje compacto (que odias cómo huele) pero que estaba baratúsimo. Y es que desde HOY, justo desde HOY, te has propuesto ser constante en eso del cuidado facial y corporal ( en cosa de dos días todas las cremas, aceites, potingues y demás historias irán cada vez más al fondo del armarito).
Cuando llegas al coche, y miras la lista NADA de lo que llevas coincide pero chica estés deseando llegar a casa para porbarte los modelitos y hacerte la nueva mascarilla "desestresante".