Mensaje
por Vole » 14 Oct 2008 10:27
¿Quieres dejar de decir tonter? así Que no es de raza ¿Y a quien le importa si es de raza o no? Perdona, pero es que me pongo guerrillera cuando "oigo" ciertas cosas.
Si, c**o yo, hubieras tenido épocas de tu vida con demasiado tiempo libre (horribles etapas de paro) y poco inter?s por las telenovelas, te hubieras dedicado a leer; sobre gatos, por ejemplo. Y así sabrías que muchas de las "razas" más ex?ticas, son animales callejeros con alguna mutaci?n, recogidos por algún inglés o norteamericano avispado que los ha puesto a criar y los ha ido presentando a un montón de concursos. hasta ponerlos de moda. Si aquella pareja que se fuí a vivir a Kenia no hubiera recogido unos gatitos típicos de aquella zona, o aquella otra turista no se hubiera llevado aquella gatita callejera tan original en Indonesia (O era Tailandia, en todo caso, sudeste asi?tico), no se pagar?an sumas astron?mica por sus descendientes.
?Te has dado cuenta cuanto se parecen Lucky y Mina? Parecen hermanitos, las mismas rayitas en la cara, la misma expresión de pillines. Las fotos son preciosas, tu niña es una modelo fantástica, algunas de tus fotos son mas bonitas que las postales de lindos gatitos que circulan por ahí.
Lo de que gruña cuando come ¿no será una variante del ronroneo? Si c**o sospechas, es un intento de advertir que nadie se lleve su comida, hay formas de tranquilizarla. Ponlos a los dos a comer a la vez el mismo tipo de comida, mimandola, toc?ndola y acarici?ndola mientras come. Tal vez intente ir a comer al plato de Lucky (si ha tenido que competir por la comida, habrá tenido que robar comida igual que ha tenido que defender la suya). Cuando lo haga no podrá evitar que Lucky coma mientras tanto en su plato, y veré que no pasa nada, que hay comida suficiente para los dos. Eso s?, procura que Lucky no está hambriento o que haya cantidad suficiente para hartarlos a los dos de la misma comida, o no servir? de mucho. El caso es que deje de sentir esa ansiedad.
Mi primer gato pasó muchisima hambre antes de que lo coji?ramos. Un día nos propusimos hartarlo de comer. No sabes el esfuerzo que hizo para meter en su tripita todo lo que le dimos. Si hasta se daba paseitos y saltitos para "hacer sitio" y que le cupiera más. Al final se dejé dos trocitos de pechuga de pollo del tamaño de un grano de arroz con todo el dolor de su alma porque no le cab?a. Siempre tuvo mucho inter?s por la comida, pero desde aquella vez, ya no tuvo esa ansiedad por comer c**o si no fuera a hacerlo nunca más.