Trataron en vano de concentrarse en su canto y al fin decidieron ir al lugar del ruido y silenciar al intruso. Se pusieron de acuerdo y pidieron al bar?tono que hablara en nombre de todos pidiendo respeto y silencio.
Este, ya de camino, iba preparando sus razones para pedirle al otro que se fuera y no los incomodara. Al acercarse, el obrero los vio, se bajé de una escalera y antes de que el bar?tono hablara les dijo: "?Saben una cosa? Por mi parte no hay ningún problema, sigan gritando que a mí no me molesta".
Una estupenda historia para tomar conciencia de las distintas maneras que tenemos de ver la realidad.

