A?n recuerdo cuando de chavalete merodeaba por la cocina sin saber evidentemente que en el futuro iba a ser mi modus vivendi y le preguntaba a la Angelina ( mi madre) el por que se echaba una cosa u otra. Creo y estoy convencido que todos los cocineros hemos empezado con los mejores profesores, nuestras madres y abuelas, aunque en muchas ocasiones nos olvidamos de ellas.
Todavía hoy es el DIA en que la Angelina se mete en mi cocina y me dice c**o hay que hacer las cosas (no se aguanta).En estos tiempos la cocina no deja de ser una profesi?n a mi modo de entender fácil, herramientas de todo tipo nos facilitan el trabajo de una forma casi mígica, hornos de 9.000? o más, con toma de agua y control de humedad, mil y un programas para en definitiva no sacar el asado mejor que el que hacia mi ?g?ela? en un horno de barro que se caña por todos los lados. Batidoras, amasadoras, thermomixes, que nos hacen de todo, cuantos de nosotros amasar?amos a mano, creo que pocos, en cambio ellas ponían todo el cariño y el amor del mundo a la hora de hacer ese pan, esa tarta de manzana, que no seria muy bonita, pero que era un manjar delicioso.
Es por ello que me gustaría rescatar del olvido algunas de esas recetas maravillosas y que todos colabor?semos con ese potaje de nuestra madre, esas galletas de la g?ela, o las rosquillas de la tía.
Las espumas, los semifrios, las gelatinas están muy bien, pero no forman parte de la cocina de cada día, y encima se pasan de moda, una fabada, un cocido, una coca, unas migas, un arroz con leche; eso amigos no se pasa de moda.




