Pos lo cuento
En un amigo invisible, me mando Ako entre otras cosas, una "mano de mortero".
Hasta ahí todo normal, si no fuera porque la susodicha mano, más que mano era una p++++ enorme, con su terminación en la punta perfecta con agujerito y todo,

y en la base, pues los dos cataplines bien formados, todo en un bonito color wengué.
Ella me dijo que lo había comprado por novedoso, y pasando por alto las risas de mi marido, me dispuse a comprobar el invento.
Puse en el mortero unos ajos, con un poco de sal para que no se escaparan, y cogiéndolo de la parte central, con la punta para arriba, empecé a machacar los ajos, pero ná, no había manera

, porque se escondían entre la rajita de los huevos, y mira que le daba con fuerza

. La cara de mi marido era para haberla tomado en película, descojonao perdido.
Como por la base no valía para mortero, pues me dije que a lo mejor había que machacarlos con la punta

e hice la misma operación, pero na, porque como también tiene la cosa sus pliegues, pues ná de ná, y encima tuve que sacar del agujero a mano los ajos que se habían metido.
Me quedé mirándolo y estaba convencida de que tenía que servir para algo y empezó a iluminárseme la nerurona.
Ya está, es un pito.
Lo cogí como una flauta, pero tampoco pitaba por el agujero de arriba, y entonces me dí cuenta de que a mitad tenía otro agujero, con unas muescas alrededor y entonces ya lo vi clarísimo.
Con la mano izquierda controlaba el agujero del centro y le hacía como vibraciones, y con la derecha lo agarraba y soplaba en el agujero de arriba.
Pero no pitaba

, y yo soplando y soplando, por el de arriba, por el de abajo, todo chupao y mi marido riéndose de mí como un descosido, diciéndome que era un consolador

, a lo que yo le dije que no podía ser, porque los agujeros tenían que ser para soplar.
Mi marido me miraba incrédulo y me explicó entonces que los agujeros eran para que no se hiciera el vacío en la vagina, y que las muescas del de abajo era para poder hacerlo sin dejarse el cuello mirando si el agujerito estaba bien puesto.
Cuando se lo dije a Ako, no sabía la pobre dónde meterse, pero nos reímos bastante a cuenta de ésto.
Hala, pues ya lo sabéis, que soy experta en según qué flautas
