Capítulo 13
Por fin pasaron las fiestas del pueblo, y todo volvió a quedar en calma.
Aquella era una aldea muy tranquila, se respiraba paz por todos sus rincones. En primavera, la gran pradera se cubría de flores, y los colores lucían con todo su esplendor. Los pájaros que habían marchado a otros lugares, volvían a invadir los campos con sus alegres trinos.
En verano solían venir algunos familiares a pasar las vacaciones, y otros a descansar al campo.
A casa de Laura, muchos veranos venía su tío Feliciano con su hija Mónica, su prima preferida. Juntas habían pasado muy buenos momentos.
En la época en que Laura estaba enamorada de Cosme, su prima también lo estaba, pero no había rivalidad entre ellas, ya que Cosme no sentía predilección por ninguna de las dos.
Ahora hacía mucho tiempo que no se veían, según dijo su tío estaba estudiando en firme, pues quería acabar la carrera, y no tenía tiempo para nada.
Los días pasaban y Laura estaba ansiosa por hablar con el padre Adrián, sobre el tema de su entrada en el convento.
- ¿Papa, cuando vamos a ir a ver a al párroco?
- No sé hija mañana mismo si quieres.
Laura dio un salto de alegría.
- Si papá cuando tu me diga
Al día siguiente los dos emprendieron la marcha hacia el pueblo para ver al padre.
Laura iba muy nerviosa, y no paraba de hacer preguntas.
- ¿Papa, que crees que dirá el padre Adrián? ¿Crees que podré entrar pronto al convento?
Llegaron a la puerta de la parroquia y llamaron. Dolores salió a abrirles.
Buenos días, ¿venís a ver al padre?, ahora mismo le digo que habéis llegado,
En la sacristía había una pequeña salita a modo de oficina, donde los párrocos podían gestionar los asuntos de la parroquia.
El padre Adrián estaba sentado frente a la mesa, y les hizo un gesto para que entrasen.
- ¿Como es que habéis venido tan temprano?
- Laura está muy nerviosa y quiere entrar cuanto antes al convento.
- Ya te dije que tuvieses un poco de paciencia, todas las cosas llevan su tiempo, y este es un asunto que no se debe llevar a la ligera.
- Mira, primero tendrás que entrar en periodo de prueba estarás un tiempo en el convento conviviendo con las hermanas, ellas te enseñaran el camino que te llevara a ser una buena religiosa.
Después todo vendrá por si solo, espero que todo te vaya como tú quieres y que no tengas ningún contratiempo.
Ahora el padre se había puesto más serio, su cara ya no era la sonriente que Laura vio cuando entró por la puerta.
- Mañana paso por el convento para hablar con la madre superiora, la madre vicaria.
- ¿Queréis tomar un café?
- Bueno un café nos sentará bien.
El padre llamó a Dolores para que trajese el café
- Padre ¿es cierto que al convento le han hecho algunas reformas?
- Si han arreglado la capilla, pues era tan vieja que se caía a trozos.
Dolores entró con una bandeja y Laura corrió para ayudarla.
- Dolores quédate con nosotros y así nos cuentas como te has sentido estos días.
La mujer se sentó con ellos y empezó a relatar su pasada enfermedad. Le había gustado la invitación del padre. Una vez hubo terminado, se levantó y se dispuso a marchar. Se sentía satisfecha de haber sido escuchada, el padre Adrián le gustaba mucho, le gustaba que llevase la parroquia, y le gustaba poder servirle.
