
Tuve una temporada, después de separarme, que me dio por los cambios de look. Llevé el pelo de casi todos los colores imaginables (creo que me salté el verde porque no queria tener el pelo de color moco, ya que, según mi ex-suegra, tenia la cara de color "chochomona" :x ). De hecho, cuando tocó castaño con mechas fucsias, uno de mis compañeros de trabajo me decía que parecia los pollitos que venden en la puerta de los mercadillos. El caso es que, en una de esas, me puse la melena rubio platino con un mechón lila en el flequillo. A los dos días noté que el platino era más bien rubio sucio y fui a la peluqueria. La chica me dijo que me lo aclaraba otra vez y yo, muy sensata, le dije que no hacia falta, que igual se me estropeaba mucho y que me diera encima un tono rubio normal, para oscurecerlo todo por igual. Ella, muy insistente, me dijo que yo lo queria platino y lo iba a tener platino. El caso es que salí de allí muy mona, con mi pelo casi blanco y el flequillo lila (sí, lo juro, estaba mona). Al dia siguiente habia quedado con un noviete yogurín que me habia echado por esos tiempos y venia de fuera de Madrid. Estábamos en el hotel y, al salir de la ducha, me pongo a peinarme y ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡ con cada pasada del peine se iban detras los mechones de pelo. No unos pelillos, no, mechones como manojos de espárragos (platino, eso si). Madre de Dios. Me puse histérica, llorando a lágrima viva. Con media cabeza platino, un mechón lila y la otra media cabeza como la teniente O'Neill.

El caso es que me fui a Llongueras "de urgencias" (no por pija, sino porque era la peluqueria mas cercana al hotel) y la chica, lógicamente, me dijo que eso no tenia remedio. Me cortaron el pelo cortiiiiiito cortito, vamos, por la raiz, que es por donde no habia quemado el tinte. Eso si, pude salvar todo el flequillo lila.
El caso es que, superada la crisis histérica, salí de Llongueras con los ojos hinchaitos de llorar, pero sonriente, porque ¡me veia monísima!.
Eso sí, a los pocos meses sustituí al yogurín por el que hoy es mi costi y éste, una de las primeras cosas que me dijo fue: con ese pelo pareces una refugiada.
