



Pos resulta de ser, que a mí me llamaban mucho la atención estos liguins (Neus dixit) y el sábado salí de casa decidida a encontrarlos, yo quería esos brillicos, quería que mis piernas dejasen de parecen la patas de Eli (elefanta de pocoyo) y pasasen a ser dos columnas romanas (con semejantes chichas no puede una pretender que le queden con a la herzigoba), quería sentirme fresca... ay, no con esto no es.
Total, que después de recorrerme 1.496 tiendas y tres centros comerciales (parece mentira que estén de moda) los encontre, qué sensación... paso a describirla.
Entro en la tienda, pregunto, los tienen


Entro en el probador, me desenfundo de todo lo que me hace gorda (porque yo gorda no estoy, no, es que llevo muchas capas), vamos, no me quité la ropa interior por eso de la higiene, que sino...
Empiezo a remangar los vinillos, qué duros están!!!, pero aquí me meto yo (todo esto en silencio, que no era plan de darle la razón a la dependienta), meto el primer pie y a la altura de las chorbas





Sigo intentando que aquello subiera para arriba, con más sudor en mi frente que Indurain en un Tour, pero me los tenía que subir... y nada, que no escurrían parriba. Me dieron ganas de ponerme crema de manos en las piernas

En una de estaaaaaaaaaaaaaas, al ir a tirar... miro para abajo y entre tanto negro del pantalón veo una etiqueta blanquita que ponía: Talla 42.
Pero cómo me van a valeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeer alma de cántaro!!!! dame unos de la 46 (mínimo) bo-ni-ta.
La chica me los trajo y aunque con trabajo, me los calcé. Ay omá!!! que sensación, qué culo tengo, eh??? que recogías se me quedan las carnes, que poca celulitis tengo pa lo gorda que estoy, jodeeeeeeeerr, que me sientan de maravilla.
Conclusión: El gobierno tendría que subvencionarlos por decreto ley, quedan genial, recogen las chichas (al ser vinilo es más fuerte que la licra) me hacen unas piernas de escándalo (y eso que las tengo horribles), eso sí, o os comprais una tallita más que la mía



Vamos corred, que los necesitais.