Ingredientes:
- 3 huevos
- 9 cucharadas soperas de leche entera.
- 9 cucharadas soperas de aceite de girasol.
- 9 cucharadas soperas de azúcar.
- el culo de un vaso de anís (licor).
- harina (no pongo cantidad porque eso se va viendo).
- La rayadura de un limón.
- matalaúva.
- levadura en polvo (medio sobre).
Lo primero que hay que hacer es separar las claras de las yemas. Batimos las claras y le añadimos las 9 cucharadas de leche. Volvemos a batir. Ahora le añadimos el azúcar, el aceite y la matalaúva. Volvemos a batir. Es ahora el momento de añadir las yemas, la levadura, el licor de anís y la rayadura de un limón. Lo batimos todos muy bien y lo metemos todo dentro de la cubeta.
Con cuidado vamos introduciendo harina mientras tenemos accionado el programa 51. Necesitaremos ponerlo en marcha más de una vez, pero es lo que te toca.
Cuando la masa tenga una consistencia más o menos durita y no se pegue, la sacamos de la cubeta, nos pondremos un poco de harina en las manos, y la amasaremos ligeramente sobre la encimera. Luego tenemos que dejarla reposar durante una media hora o así con un pañito encima.
Ahora llega la parte divertida, y en la que puede colaborar todo el mundo, incluso los niños: la formación de los bollitos. Cogeremos un trocito de masa, la amasaremos con las manos dándole forma de tubo, y la uniremos por los extremos para formar un aro. El tamaño depende del gusto de cada uno. Y bueno, una vez formados todos los aritos, llega el momento de freirlos en el sartén. Yo usé aceite de oliva. Una vez fritos, se pueden comer solos (que están buenísimos), con miel, con azúcar... ¡Cuestión de gustos!
Ahí va una foto del resultado:
