- Poner a hervir una olla con agua. Cuando arranque el hervor, añadir los tomates secos y escaldarlos. Yo los dejo un minuto, o minuto y medio. No más para evitar que se cocinen!
- Escurrirlos y secarlos bien con un paño. Importante que no queden con agua.
- Ponerlos en un tarro de cristal con especies o lo que más os guste (un ajo, guindilla, orégano, tomillo...)
- Rellenar el tarro con aceite de oliva hasta arriba y listos para conservarlos!
A medida que los sirvais, debeis aprovechar el aceitito de la conserva. Está macerado y es riquísimo para aliñar ensaladas, o poner encima del pan!


Buen provecho!