Hasta que un día le dije que ya se notaba lo grande que yo era (mido 1.43) y que no pensaba llevarla a otro pediatra que creía que el mío tenía razón al decirme que si la niña estaba feliz y jugaba y corría como cualquier otro niño y que siempre estaba dentro de su percentil, que no me preocupase.
Luego me compré el libro y confirmé y comprobé que por mucha comida que le diese a mi hija, ésta no iba a comer más ni iba a engordar ni a crecer más y ya me tomé las cosas de otra manera
De hecho, me di cuenta que cuando venía de casa de mi madre, que la cebaba, al día siguiente la niña comía menos todavía, así que vamos, lo que ganaba por un lado lo compensaba por el otro 
