Marga te cuento... San Cucufato...Yo tan sólo conocía a este induviduo por una canción de Javier Krahe, en la que hacía mención al dicho popular “San Cucufato, San Cucufato, los guayaminos (sinónimo de bemoles que me suena bien) te ato, hasta que “lo que sea” no aparezca, no te los desato”.
En un alarde hipotético-deductivo, aquí va mi versión:
Veamos, si San Pedro ya tiene cara de amargao y su tarea es guardar las llaves del cielo, ¿qué cara tendrá un tipo cuya misión es encontrar todas las cosas que la gente pierde (con lo despistados que somos) y hasta que no lo haga va por la vida con los mismisimossssss anudados? ¡Si sólo con las cosas que yo pierdo ya debería estar capado! ... pobrete...encima fue condenado a arder en la hoguera, luego a pudrirse en una mazmorra...pero de todas salía el tío cachas. Al final fue degollado, y, creo que por aburrimiento, decidió morirse y subir al cielo.” ¡pistonudo!” debió pensar el pobre. “¡Ahora directito al cielo, y a vivir la muerte!”.
Evidentemente, tras semejante vida, este personaje fue santificado y se ganó por méritos propios estar en el santoral (16 de febrero) y darle nombre a una población (Sant Cugat del Vallès) sita en Cataluña.
Hasta aquí... pues la vida normal de un santo (de los de antes, no de los de ahora que se lo ganan de otra forma más ligth y no con suplicios). Pero cuál no es mi sorpresa

cuando leo que el Vaticano lo ha destituido como tal. ¡Ah! ¿Pero se puede destituir a un santo?

Juerrrrr como está el cleroooooo
