No hay nada en el mundo que se compare al amor hacia un hijo.
ya tenga el pelo negro, ojos verdes, la nariz redondita, los mofletes sonrosados....
La suavidad de sostener en tus brazos la inocencia mas pura solo es superable por el amor correspondido entre el neonato y su creadora.
Fuerza, paciencia y a conseguir que ese germen de trocito de corazón crezca sabiendo que siempre tendrá una mano cariñosa sosteniendo esa carita inflada por una sonrisa.

