La historia de mi gata Isis va ligada a la de mi gata Bastet. Me la traje con tres meses, la crió la madre de una compañera de trabajo y fue un flechazo, al cogerla en brazos me miró, me ronroneó y nos enamoramos perdidamente

Me adoptó como a su madre, la tenía todo el día pegada a mí, la llamaba por su nombre y venía corriendo, el año pasado estuve de baja, con reposo por el embarazo y no se separó de mí. Hasta un sábado, que me levanté, estaba como siempre, y de repente se pone a maullar como una loca de dolor. Estaba tumbada en el suelo y sin mover las patas traseras. Me la llevé volando al veterinario. El año pasado me avisó de que tenía un pequeño soplo en el corazón, pero como era joven y sana me dijo que no era preocupante. Por culpa del soplo se le formó un trombo que fue a parar a las arterias de las patas traseras, por eso no las podía mover. La sedó y le puso heparina, pero me dijo que si en 24 horas no se iba el trombo no me hiciera ilusiones. La aguantamos dos días, pero el trombo no se fue, la tuve que sacrificar porque con el corazón así tampoco había garantias de que soportara una operación

. Hace tres meses y todavía la hecho de menos.
Ese día me dijo el veterinario que tenía una gata allí una gata que encontró en la calle, que ya sabía que era mal momento, pero que ya hacía dos meses que la cogió. Me fui fatal, pero no me quitaba de la cabeza a esa gatita sin dueño. Mi marido no quería más gatos, ya era el segundo que teníamos que sacrificar y mi hija mayor no hacía más que preguntar por su Bastet.
Al final me veía tan pocha que me dijo que le preguntase al veterinario si todavía estaba la gata, que no fuera a acabar en la calle. Y ya hace dos meses que Isis está con nosotros, se la encontró atropellada en mitad de la calle, con una de las patas traseras rota.
La recogió, la llevó a su consulta, le inmovilizó la fractura y cuando estuvo mejor la esterelizó. Sólo he tenido que ponerle el chip, es tan buena que no me arrepiento. A mi Bastet no la olvidaré nunca, pero Isis tuvo la suerte de encontrarse con una persona excelente, que la curó y se preocupó de no dejarla en la calle otra vez, y sabe que aquí la queremos y que nunca le faltará de nada
Esta es la vida ajetreada que lleva ahora:
Y aquí con mi otra gata, Blacky:
que estrés de vida
