Yo he hablado con ella en varias ocasiones y le he dicho que no lo veo bien que son pequeños, que yo tambien tengo tres niños chicos, pues el mayor tiene 6 años, y si entre semana no puedo comprar, pues lo hago el fin de semana cuando esté mi marido y pueda ayudarme con la compra y los niños, porque de lo contrario, podría pasar cualquier desgracia, pues tan solo son unos niños (DIOS MÍO DE MI VIDA, ME MORIRÍA SI A MÍ SE ME OCURRIERA HACER ALGO ASÍ

El caso, es que ella es marroquí (que no quiere decir nada ) pero es la excusa que ella me pone a mí, pues me dice que su hija, la de 9 años, que ya es mayor para hacerse cargo de sus hermanos, pues es costumbre de ellos que las niñas desde pequeñas aprendan a llevar una casa y cuidar niños (me parece mentira que se le robe a una niña por el mero hecho de ser niña, la infancia de esa manera), y quiero dejar claro que eso es lo que ella me dice a mí, porque sin embargo, conozco a otra familia que tambien son de maruecos y para nada son así.
El caso es que yo lo paso fatal, porque no me quiero quedar de brazos cruzados y me gustaría darle un escarmiento, pero si llamo por teléfono a los municipales o al defensor del menor o a cualquier institucion, creo que lo primero que haran será quitarle los niños, y tampoco creo que sea justo, pues ella los quiere (aunque lo que hace no tiene perdon de dios), y los niños a ella tambien, el caso es que lo suyo sería que le dieran un aviso y le pusieran las cosas claras.
Despues de todo esto quería enseñaros un artículo que he encontrado en internet, precisamente informándome del caso, y me ha gustado bastante, pues dice verdades como puños y creo que a más de uno le hará reflexionar.
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Los sábados por la tarde en el centro comercial, a comprar o sencillamente a dar una vuelta. Esa es la única experiencia que comparten en toda la semana algunas familias. Y es que los padres hablamos mucho de los hijos pero, al parecer, muy poco con ellos, según se constata en un estudio que acaba de hacerse público hace unos días.
Casi un 20% de los niños españoles están solos toda la tarde en casa, en torno a ese mismo porcentaje no ven a su padre para cenar, y cerca del 30% de los niños de entre 6 y 14 años se sienten solos en casa. Todos estos datos y muchos más acaban de hacerse públicos en la “Encuesta de Infancia en España 2008”, realizada por una Universidad y una Fundación que son de prestigio. Vamos, que la encuesta es de fiar.
Antes, los niños jugaban en la calle, ahora, raramente sucede eso, y la consecuencia es que los niños se aíslan en casa. ¿Cómo se las arreglan los chavales que están solos en casa? Pues con la televisión –la mayor educadora-, con los videojuegos y con Internet. ¡Y luego nos quejamos del fracaso escolar!
Desde que salen de clase hasta que llegan la madre o el padre, e incluso, aún estando alguno de estos en casa, muchos niños se sienten solos. No sólo se trata de aplicar medidas de conciliación entre la vida familiar y laboral, sino también de que los padres estén con los hijos.
La solución no es apuntar a los chavales a veinte cosas después de clase (y así están entretenidos), el papel de la familia no lo puede sustituir ninguna actividad extraescolar. Se les somete a unos horarios de ejecutivo, con un montón de obligaciones, con jornadas tan cargadas como las de los padres, cuando en realidad un niño no necesita eso, lo que necesita es que estén con él. Los niños necesitan saber que para nosotros son una prioridad, que nos importan. Si pensamos que este problema lo van a solucionar los colegios ampliando horarios o montando actividades extraescolares, nos equivocamos, esto sólo lo vamos a solucionar cada uno de nosotros, porque no es un problema sólo educativo, es un problema social.
Los niños son las víctimas del estrés de los mayores. De hecho, viven como mayores a pequeña escala, y no nos damos cuenta de sus verdaderas necesidades. Lo que hace ya algunos años fue una genial idea made in Hollywood, protagonizada por el niño estrella del momento, Macaulay Culkin, una jornada “solo en casa” resultaba una experiencia divertida fruto del olvido de unos padres, entre irresponsables y despistados, contada en tono de comedia. Hoy esa circunstancia se ha convertido en una tragedia cotidiana, de la que los padres somos los principales responsables, y nada divertida para unos niños que, muy a su pesar, se quedan solos en casa.