Hola chicas, lo primero de todo dar la enhorabuena a todas las que habéis conseguido quedaros. Y a las que no, pues muchos ánimos y no desesperéis, por lo menos el intentarlo tiene su lado bueno

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He entrado por conocer un poco vuestras historias, pero veo que este foro está un poco abandonado... además de haber muchos intentos (ojo, que también son historias...)
Así que como llevo unos días por aquí, me he decidido a contar la mía.

Arrellanaros en el sillón y coger palomitas que me enrrollo con una facilidad...
Realmente mi historia empieza hace... unos 8 años. La verdad que cuando conocí al que hoy es mi marido lo que menos me esperaba era llegar hasta donde hemos llegado.
A los dos años de salir juntos me vine a vivir con él, dejando mi ciudad, trabajo y familia. Los comienzos nunca fueron fáciles (o eso dicen) y me costó adaptarme a todo (al pueblo, a la cuadrilla de gente, a no tener trabajo...). Al año, después del período de adaptación, volví a trabajar, pero a los dos años volví al paro, por lo que decidí comenzar una carrera.
Entre tanto, mi marido interino en educación, tuvo que salir a trabajar fuera (a mi comunidad nada menos

), pero como yo estaba decididda con la carrera... pues nos tiramos un año uno en cada sitio. Y lo que iba para un año, se alargó a dos. El tercer año de carrera, estando ya juntitos otra vez, nos casamos.
Nos casamos con intenciones de tener hijos, para qué engañaros. Incluso sé que si no hubiese empezado a estudiar, tendría ya algún chiquillo. Pero de nuevo teníamos que posponerlo, porque no pude acabar la carrera en esos 3 años y con la implantación del nuevo plan (Bolonia) me tenía que marchar fuera.
Lo peor fue el año de lucha continua contra corriente, intentar recurrir a todos los estamentos, aguantar las buenas intenciones y mejor palabrería de los altos gerifantes (que al final quedaron en eso, en palabras).
El bajón de marchar fuera, buscar un piso, volver a separarme de mi marido... y el retrasar de nuevo un proyecto de vida... os lo podéis imaginar.
Por supuesto todo cambio también trae cosas buenas, y he tenido una compañera de piso que se merece el cielo y con la que me lo he pasado muy bien (lo poquito que he podido estar al final con ella).
Después de serenarnos, decidimos que al final siempre hay excusas para aplazar el tener un hijo, que nos estamos volviendo muy cómodos y lo queremos tener todo milimetrado. Así que en medio de ese maremagnum de idas y venidas, decidimos no retrasar la búsqueda y empezar en Enero en serio. (Yo llevaba desde Julio sin anticonceptivo y tomando ácido fólico, porque pensábamos haber empezado al acabar el curso).
Hubo un primer intento en Noviembre, celebrando aniversario de boda y cumpleaños, todo en uno. Y cuál fue nuestra sorpresa cuando ese mismo mes... tuve la primera falta.
Así que aquí nos plantamos a dos meses de terminar nuestro embarazo. Superfelices con la llegada de nuestro hijo y con la carrera un pelín aparcada (pero sólo un pelín eh?)
He disfrutado y disfruto mucho del embarazo. Vale que los primeros meses fueron un poco infierno con tanta migraña y tanto rollo. Pero una vez que lo superas y teniendo al lado a mi marido y a toda la gente que me apoya... estoy muy contenta de haber hecho las elecciones que he hecho.
Ala majas, ahí queda el testamento, espero no haberos aburrido... mucho
