
Oh my god!!!! En que lio me voy a meter….
Que va,… si es una secta super maja, que acoge en su seno cualquier postulanta de buena fe y tinta electrónica, que pide poco a cambio (cafés, algo de calderilla para sustentar fondos de la Hermana Turquesa, y cualquier cosa que se precie en esta sencilla vida), y sobre todo, que nunca, nunca, nunca te dejará tirada si eres amante de:
(Redoble de tambor)….. bbbrrrroooommmmmmm
“El Bicho”
Teniendo estos pensamientos subversivos tal día como hoy, yo, ydiaz me presento como humilde postulanta a esta Grande, Poderosa, Antigua y Gloriosa Secta.
Leer, que placer!!!!. Siempre he leído desde bien pequeña. Mi día preferido, el sábado. Ese día me agarraba literalmente de las piernas y brazos de mi querido progenitor (mi papito querido muaaaccccc!!!!) y en volandas llegabamos a esos kioskos, repletos de tebeos. Ahí, mi padre decía las palabras mágicas: 4 tebeos de los que quieras y yo me volvía loca. Un bonito recuerdo que tengo y retengo en mi memoria como oro en paño, nunca he valorado algo tanto como esos tebeos de sábado.
Bueno, perdón, si valoro otra cosa en mi vida: El bicho.
Su llegada fue poco a poco. Desde enero, en vista de que se acercaba un San Valentín más con bombones y cosas parecidas, era hora de alegrar el regalito e ir dejando alguna indirecta: bufff, ya no caben más libros en la estantería; mira tú que cogen polvo los libros y el niño le afecta el polvo, ya lo sabes; ayyyy madre donde estará ese libro que necesitaba voy a rebuscar al trastero; y lo ecológico que es, la cantidad de papel que se ahorra ; pero cariño no te das cuenta de que es “unbiennecesariotantocomoelmandodelatele”. Con estos comentarios tan inocentes, se llega al convencimiento absoluto de la necesidad del bicho, el problema es que no sirve cualquier bicho, tiene que ser especial.
Vamos el rosa o el azul, el modelo estaba decidido.
Y cuando lo tuve en mis manos no pude parar de alabar este mundo electrónico que a mis 40 años no deja de maravillarme.
Solo hay una cosita, yo no dejaré de buscar el día “compra cuento” de mis hijos, como hacía mi padre conmigo (ahora haber como explico lo del polvo en las estatenrías otra vez). El bicho de momento es de mamá.
Ofrezco mi humilde morada como sede de esta maravillosa secta

Y por supuesto el café que no falte


Hasta aquí mi solicitud, que me he dejado el ereader encendido que no gasta batería, solo cuando pasas de hoja, nada que ver con dejar la luz encendida aunque no haga falta.