Y yo decía, ´¿qué será lo que tengo? y mira tú por donde, este marido listísimo lo ha adivinado. Ay, y no hay ningún remedio que lo cure de momento. Así que cuando nos den los síntomas de nuevo, ya sabemos que tenemos que ir corriendo al Lidl más cercano, o más lejano, para hacernos con el cacharrito autor de la temida fiebre, y comprarlo, para que se nos pasen los síntomas, y luego, buscar corriendo un sitio donde esconderlo, porque como nos lo vea el marido

por meter otro trasto en casa que quizás no lo usemos nunca. (Yo por lo menos tengo algunos así)
Pero qué contenta viene una a casa con la cajita del portatartas redondo, que mira que es grande el condenao y no me cabe en ningún sitio, con la bandeja para el horno (que no me acordaba que me había comprado una la última vez que la pusieron de oferta, así que mañana la devolveré) con otra cajita de moldes de madalenas de silicona, que SOLO tenía 18 y me faltaba siempre alguna, ejem... no sigo, que luego todo se sabe y se cotorrea.
A ver majo, ¿ves como no es sólo tu santa esposa? que aquí, las del CCVCQ estamos al quite de todito lo que sale, no se vaya a acabar
