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Este gatito apareció por el vecindario hace unos años, y se convirtió en uno de mis “habituales”. Desaparece cuando hace mal tiempo, (a saber dónde se mete) pero con el sol vuelve a aparecer. Con su aire acobardado y su vocecita infantil. Parece un cachorrito de cuatro o cinco meses, tan pequeñito es. Pero tiene el mismo tamaño que el primer día, hace ya un par de años por lo menos. Siempre parece sucio, el pelo opaco, con los ojos llenos de legañas negras, rodales sin pelo, mataduras…. Siempre hambriento, nunca tiene bastante con el pienso que le pongo, sea la cantidad que sea. Y la nariz llena de arañazos. La verdad es que últimamente parece estar peor que nunca.
El caso es que este invierno se ha pegado mucho a un negrito de unos cuatro o cinco años de la urbanización. Lo espera, lo sigue como un perrito faldero, lo trata con adoración. Tan pegajoso se pone, que el negro, cuando se cansa de que se le ponga pesado, le arrea un guantazo. Pero el chiquitín apenas se aleja, en un momento vuelve a por más. Y vuelta a empezar. Ya tiene más de una cicatriz de esos revolcones. A las tres hermanas adoptivas del negrito tampoco les cae muy bien. Si lo ven, le pegan, le gritan, lo ahuyentan. Y él responde buscándolas y pidiendo mimos. Frito lo tienen al pobrecillo, que sólo intenta llevarse bien y lo tratan a patadas.
Este el negro maltratador:

Y estas las 3 "hermanas" antipáticas, poniéndose como el kiko.

Aquí "agobiando" al negro, momentos antes de que le diera otro revolcón.

Y en esta, pidiéndo su tercera racion de pienso, después de volver del veterinario:

Es que el pobrecito llevaba sin comer desde la mañana anterior, preparándose sin saberlo para su para su operación. Ya está castrado, controlado de todo (negativo

Este el momento más feliz del día, compartiendo el comedero con su amiguete.

Y ésta la que no quiere verlo ni en pintura, como es habitual, mi insociable favorita.

Espero no haber asustado a nadie con lo del maltrato.
