La giliampollas que, por no mover el culo de la silla, me dice que no quedan calcetines rojos cuando yo, buscando en la estanteria, encuentro un par, no es funcionaria.
La estupenda dependiente que se ofrece para ir a la otra tienda de la misma cadena a buscar una colcha que me gusta no es funcionaria.
El abogado que, por estupidez o incompetencia (o ambas dos simultaneamente), me hizo perder un caso en el que me tendrían que haber indemnizado (justísimamente) con una pasta, no era funcionario.
La abogada que se arriesgó a que mi Juez le abriera un expediente por pelear con uñas y dientes el caso de su cliente del Turno de Oficio, tampoco era funcionaria.
Pues eso, que en "toas" partes cuecen habas, pero cada uno se rasca donde le pica
